El uniformado Erick Campos Dávila, compartió entre un grupo de sus compañeros las imágenes que grabó con la adolescente, sin imaginar que sería su segundo error más grande, luego del delito principal que se le imputa.

Medios de prensa peruanos, entre estos Correo, describen los detalles de lo sucedido en el distrito Alonso de Alvarado Roque de la ciudad de Lamas, San Martín, al norte de ese país.

Han sido los padres de la menor de edad, quienes interpusieron la denuncia contra el suboficial policial, luego de trascender a redes sociales las imágenes de ambos teniendo relaciones sexuales, mientras usaban sus respectivos uniformes: ella el de su escuela y él, el de la policía peruana.

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El padre de la menor, al momento de denunciar los hechos, aseguró que el sujeto llevó a su vivienda a la adolescente, con engaños. El objetivo era tener relaciones sexuales con ella y lo consiguió, según constan en las imágenes que se han vuelto virales en Perú. Sin embargo, la joven ha expresado que no sabía que estaba siendo grabada por Campos Dávila.

Jefes policiales salieron al paso del escándalo suscitado en ese país, dada la connotación del caso, pero las primeras medidas adoptadas dentro de la institución parecen inversamente proporcionales al delito que se le imputa a un miembro de sus filas.

Correo | La República
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Un cambio de sede policial, mientras dura la investigación

Un escueto comunicado enviado a los medios de comunicación, reza que el suboficial Campos Dávila, ha sido cambiado a otra sede policial en el marco de las investigaciones por el delito de abuso sexual contra un menor de edad, con el agravante de las grabaciones realizadas por el señalado, comprobando el delito.

El último párrafo de la misiva policial, tiene un viso de condena a la actuación de su agente, además de confirmar una investigación no solo disciplinaria, sino, de tipo penal por parte de la fiscalía de San Martín.

La sede policial, involucrada en el escándalo, sostiene que no puede pronunciarse más allá de lo permitido, en medio de una investigación de los acontecimientos, para no entorpecerla.

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Sin embargo, las críticas han ido creciendo, a medida se han conocido los detalles de la forma en la que supuestamente este agente engañó a una menor de edad para sostener relaciones sexuales con ella, sin pensar en las consecuencias legales y sociales, ante una acción que viene de alguien que se supone está mandatado a hacer cumplir la ley en todos los sentidos.

Al momento no se informa de alguna orden de captura girada por la fiscalía peruana, contra el suboficial de policía, pero su caso tiene a la expectativa a la opinión pública del vecino país.

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