Partidos políticos y movimientos sociales de la izquierda brasileña empezaron a montar este domingo una “vigilia permanente” en las afueras de la sede policial de Curitiba (sur), donde el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva fue encarcelado.

“La ciudad de Curitiba será el centro de nuestra acción política. Sólo saldremos de aquí cuando Lula salga. Esta vigilia será permanente”, proclamó entre una multitud de simpatizantes la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, poco después que Lula llegara a la sede de la Policía Federal el sábado por la noche en un clima de conmoción.

Lula, que lidera las encuestas para las elecciones de octubre, “no es un preso común, es un preso político, el primer preso político después de la reapertura democrática” en 1985, añadió Hoffmann.

El estudiante Christopher Ferreira, de 21 años, pasó la noche en el campamento callejero que montaron al borde del perímetro policial, equipados con tiendas, colchones inflables y bastante abrigo. Una inscripción sobre un cartón indicaba el lugar de la “secretaría operativa” donde atenderían a la prensa.

“Pasamos la noche aquí en resistencia junto con todos los compañeros que están prestando solidaridad al presidente Lula”, explicó Ferreira a la AFP la mañana del domingo.

Según la Central Única de Trabajadores (CUT), el movimiento espera la llegada de decenas de caravanas de todas partes de Brasil.

La prisión del carismático líder de izquierda se dio en un clima de tensión y enfrentamientos entre simpatizantes y detractores del expresidente (2003-2010).

Mientras sus adversarios lanzaban fuegos artificiales y descorchaban botellas de espumantes para celebrar, los manifestantes a favor del expresidente fueron dispersados por la policía con gases lacrimógenos y balas de goma, a pocos metros de allí.

El origen del incidente fue confuso, según periodistas de AFP en el lugar.

La Policía Federal afirma que los militantes intentaron invadir el establecimiento forzando el portón cuando Lula estaba aterrizando en el helipuerto ubicado en la azotea de edificio, pero los manifestantes aseguran que la acción partió de la policía y fue injustificada.

Al menos ocho personas sufrieron heridas leves, informaron los bomberos.

Lula fue condenado a 12 años y un mes de cárcel por corrupción y lavado de dinero, acusado de recibir un apartamento de lujo de una de las empresas involucradas en el escándalo de desvíos en la estatal Petrobras.

Él niega todos los cargos y se dice víctima de un complot de las élites para sacarlo del pleito electoral de octubre próxim, en las que aparece como favorito.