El presidente de Brasil, Michel Temer, aseguró este lunes que jamás interfirió sobre otros poderes, al referirse indirectamente al artículo periodístico que lo acusa de haber mandado espiar al juez que lo investiga por corrupción, y criticó a los “justicieros”.

No interfiero ni permito la interferencia indebida de un poder sobre otro. En ninguna hipótesis, ninguna intromisión fue ni será consentida”, dijo Temer en un video difundido en sus redes sociales, donde lanza varios mensajes en medio de la guerra de poderes desatada en el país.

El artículo, publicado el viernes en la revista Veja, cita a un ayudante anónimo del mandatario, que asegura que el gobierno mandó accionar la Agencia Brasileña de Inteligencia para encontrar material comprometedor sobre el juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Edson Fachin, lo que generó una fuerte e inusual respuesta de la corte.

La presión contra magistrados es una práctica “propia de una dictadura”, manifestó el sábado la presidenta del STF, Carmen Lucia, al advertir que puede haber “consecuencias” si la operación reportada fuera probada. Poco después el fiscal general, Rodrigo Janot, también repudió “con vehemencia” los señalamientos del reportaje.

“En las democracias modernas, ningún poder impone su voluntad al otro”, lanzó Temer, en su primer mensaje al país después de haber ganado el viernes su batalla en el Tribunal Superior Electoral, que evitó anular su mandato por presunto abuso de poder y financiación ilegal.

El presidente se encuentra contra las cuerdas desde que el pasado 17 de mayo salió a la luz una grabación en la que parece dar aval al pago de un soborno. El STF lo investiga por corrupción, organización criminal y obstrucción a la justicia y se espera que Janot presente próximamente una denuncia formal contra él.

El mandatario, que asumió el poder hace poco más de un año tras la destitución de su compañera de fórmula Dilma Rousseff, prometió sacar al gigante sudamericano de la peor recesión de su historia con una serie de ajustes promercado.

Dos de ellos, las cruciales reformas laboral y del sistema de jubilaciones, están pendientes de aprobarse en el Congreso y Temer se presenta como el único capaz de sacarlas adelante a costa de sus índices récord de impopularidad. El mandatario atribuye a sus políticas el tímido crecimiento económico registrado en el primer trimestre de 2017.

“Justamente en el momento en que salíamos de la más grave crisis económica de nuestra historia, cuando había señales claras de que las reformas tendrían mayoría en el Congreso, lanzaron contra mi gobierno un conjunto de denuncias artificiales y montadas”, lamentó el mandatario.

“El camino que conduce de la justicia a los justicieros es el mismo camino trágico que conduce de la democracia a la dictadura. No permitiré que Brasil vaya por ese camino”, zanjó.