El presidente de Ecuador, Rafael Correa, expresó el sábado que afronta una situación “tensa”, “muy grave” y “seria” con militares por impulsar reformas a la seguridad social que pondrían techo a las pensiones de los uniformados, y llamó a sus simpatizantes a “respaldar la democracia”.
Correa, que en febrero destituyó a la cúpula militar por comentar la venta de un terreno de la seguridad social de las Fuerzas Armadas -lo que generó una manifestación de oficiales en servicio pasivo-, protesta también por la reciente decisión de un consejo de disciplina de no sancionar a un uniformado que “insultó al presidente”.
“Y ahora la tensión sigue y es muy grave porque no solo están involucrados los (militares) pasivos, estos malcriados que insultan, etcétera, sino algunos activos. ¿Por qué? Por las reformas que hemos mandado a la seguridad social militar para controlar ciertos excesos”, dijo Correa durante su informe semanal de labores.
El gobernante promueve cambios a la seguridad social castrense para que las pensiones de militares retirados tengan un techo y se ajusten de acuerdo a la inflación y no según el salario vigente de cada rango, como ocurre actualmente.
Otra propuesta del presidente es que el cálculo de las pensiones se haga en función del promedio de los cinco mejores años de sueldo.
En un artículo publicado en el diario El Telégrafo, Correa indicó que en 2006 un general con 36 años de servicio recibía una pensión de 2.219 dólares, pero con el aumento de salario en el sector castrense hoy recibe 4.892, 2,43 veces más del máximo que recibe un civil que aportó 40 años a la seguridad social.
“Esos son los excesos que tratamos de corregir sin perjudicar” a los militares, aseguró Correa. “No se les va a reducir su pensión. Sí se les va a congelar porque no puede seguir subiendo“.
El mandatario añadió que “la situación es muy seria”, e hizo un llamado al “pueblo ecuatoriano” a “estar atentos (…) a respaldar la democracia, a respaldar a su gobierno, a respaldar la Constitución”.
A inicio de agosto, el comandante del Ejército, Luis Castro, pidió que las reformas sean archivadas. Sin embargo, el presidente indicó que seguirá adelante con el proyecto.
Correa enfrentó el 30 de septiembre de 2010 una revuelta policial a la que denunció como intento de golpe de Estado. La rebelión, que surgió por motivos salariales, dejó diez fallecidos y unos 300 heridos.
En esa ocasión, el presidente fue agredido en un regimiento policial de Quito cuando intentaba aplacar la manifestación, tras lo cual se refugió en un hospital cercano donde, asegura, fue retenido por insurrectos.