El presidente estadounidense Donald Trump lo anunció en uno de sus tuits. “Estoy listo para retirar a Sudán de la lista negra de ‘países que apoyan el terrorismo"”, escribió. Se espera que la decisión sea anunciada antes de la elección presidencial en Estados Unidos del 3 de noviembre.

El retiro de Sudán de la lista negra de países que, a decir de Washington, promueven el terrorismo, permitirá a Jartum acceder a préstamos y ayudas económicas internacionales, necesarias para relanzar su deteriorada economía.

Casi tan grande como México, el país donde viven más de 41 millones de personas quedó incluido en la lista de países terroristas tras los atentados de 1998 en Kenia y Tanzania, reivindicados por Al Qaida, que costaron la vida a más de 200 personas, muchas de ellas estadounidenses.

Dirigido entonces por Omar al Bachir, el país localizado en el noreste de Africa sirvió también de refugio a Bin Laden, autor intelectual de los atentados terroristas del 2001 en Estados Unidos. Al Bachir fue derrocado por la movilización popular el año pasado iniciando así una delicada transición política y social.

La pobreza golpea la mayoría de la población, la situación en el sur del país sigue siendo inestable, su deuda supera el 220% del PIB (Producto Interno Bruto), una de las más elevadas del mundo. Y el gobierno es de transición, su mandato deberá en principio concluir en 2022.

Tras largas negociaciones, Sudán se comprometió a pagar 335 millones de dólares a las familias de las victimas de aquellos atentados. Una vez depositado ese dinero, el Congreso estadounidense debería aprobar rápidamente sacarlo de la lista de países terroristas.

Tras conocer el mensaje de Trump, el Primer Ministro Sudanés Abdalla Hamdok escribió “estamos por deshacernos de la peor herencia del régimen difunto”. La Unión Europea, que sigue de cerca la situación reaccionó, positivamente ante el anuncio. Su responsable de la política exterior Joseph Borrel también se felicitó por el acuerdo.