Los egipcios votaron este lunes en en el tercer y último día de un referéndum sobre una polémica revisión constitucional que busca extender hasta 2030 la presidencia de Abdel Fatah al Sisi, acusado de violaciones de los derechos humanos.

Los resultados de la consulta, que comenzó el sábado, deberían darse a conocer a más tardar el 27 de abril y deberían ser favorables al jefe de Estado.

La votación se lleva a cabo desde el sábado en un ambiente festivo, con banderas y música en los colegios electorales, pero bajo la vigilancia del ejército y la policía.

Sin embargo, los medios egipcios no dan ningún espacio a la oposición y a las organizaciones pro derechos humanos que denuncian que estos cambios en la Constitución refuerzan el poder de Al Sisi. Su campaña se lleva a cabo esencialmente en internet.

Desde la elección de Al Sisi en 2014, las oenegés denuncian regularmente las detenciones y juicios masivos así como el control sobre la prensa y la oposición.

Como en anteriores votaciones, algunos electores fueron incitados a votar, constataron periodistas de la AFP. Ciertos empleados fueron invitados a ir a las urnas por sus responsables jerárquicos, otros recibieron cupones de comida a la salida de los colegios.

En un comunicado difundido a última hora del domingo, el Organismo General de Información (OGI), encargado del seguimiento de la prensa extranjera en Egipto, indicó que varios medios foráneos habían dicho “erróneamente que observaron un reparto de alimentos a algunos electores”.

La OGI precisó que, según informaciones de prensa, se trata de “cuatro casos”. Y que según estas mismas informaciones, “el objetivo es alentar a la gente a votar, y no dirigirlos hacia una opción precisa”.

La organización Human Rights Watch criticó el “entorno abusivamente carente de derechos” en el que tiene lugar el referéndum, en el que la campaña del “No” fue silenciada.

Ahmed Badawy, un ingeniero y activista, escribió el domingo en Twitter que había sido detenido por pedir el voto contra la reforma con una foto en las redes sociales en la que aparecía sosteniendo un cartel en ese sentido.

“No cometió ningún delito. Estaba expresando sus opiniones de un modo pacífico”,
dijo a la AFP el abogado de Badawy, Mohamed al Baqer.

En Imbaba, un suburbio trabajador, un testigo dijo a la AFP el lunes que vio como obligaban a vendedores ambulantes a subirse a autobuses para ir a votar.

Egipto vivió una profunda conmoción durante la Primavera Árabe en 2011, cuando una revuelta popular derribó al presidente Hosni Mubarak tras 30 años en el poder.

Más allá de la extensión de su presidencia, la revisión constitucional permite acrecentar su control sobre el sistema judicial y otorga un poder político al ejército, pilar del régimen de Al Sisi.