El padre de la artista era un conocido actor que buscaba mostrar su arte.

El verdadero nombre de Maitén Montenegro no es precisamente Maitén Montenegro, y la historia tras el cambio la contó en el programa De tú a tú.

Al nacer, la artista fue bautizada como María Teresa del Carmen Vásquez, pero su padre, el reconocido actor Raúl Montenegro, decidió cambiar el nombre artístico de su familia.

“Yo tengo seudónimo por él, porque todos los actores tenían un nombre que se viera bien en las marquesinas. Él se llamaba Raúl Vásquez, se puso Montenegro y de ahí en adelante fuimos los Montenegro todos”, contó en el programa de Canal 13.

Maitén Montenegro y su infancia en el arte

Y es que su carrera artística se inició con sus padres, con quienes formó una compañía donde su él era la estrella, su madre la encargada de las relaciones pública y ella, aun una niña, la acomodadora.

El compromiso con el arte era tanto que la pequeña Maitén quedaba sola frecuentemente. “Mi mamá me dejaba acomodada, (con) la mamadera y yo la tomaba cuando tenía hambre y me dormía. Me quedaba sola en la noche. Yo no creo que a esa edad podría haber pensado si eso estaba mal o bien, era mi realidad, no más”, recordó.

El largo peregrinaje con esa compañía, que la llevó por varios países de Latinoamérica, la llevó a radicarse en Venezuela. Allí estaba cuando su padre viajó a París, donde recibió un curioso premio al mejor actor del mundo en un festival francés.

“Nos quedamos por lo menos un año y medio en Venezuela solas con mi madre, esperando que él regresara, y comencé a hacerme cargo de mi hogar. Yo empiezo a actuar, debo haber tenido 10 u 11 años, y empecé a hacer roles en telenovelas en Venezuela”, relató, agregando que dejó los estudios a esa edad.

El abandono de su padre

Maitén y su mamá volvieron a Chile y al poco tiempo su padre, pero este luego decidió volverse a Venezuela y vivir ahí. “No lo vimos más, él hizo un autoexilio. Se fue cuando pasó por Chile después de los premios, y en Chile le fue muy mal porque no lo reconocieron como él sentía que lo merecía. Se fue quedando sin trabajo”.

Con 13 años, Maitén tuvo que seguir trabajando para mantener la casa, pero un año después, su padre le mandó a su madre un pasaje de avión para que lo siguiera, y la mujer, ante la encrucijada de dejar atrás a su hija, decidió quedarse con ella en vez de seguir al amor de su vida.

“Mi madre renovó el pasaje dos veces y después se quedó conmigo. Para mí fue la muestra de amor más fantástica de la vida. Me emociona porque cada vez que ella renovaba el pasaje sentía que se podía ir. De ahí en adelante hicimos una vida juntas y mi madre fue todo para mí, la familia completa. Ella estuvo enamorada de él hasta siempre, toda la vida. Esa fue la gran decisión de ella”, confesó emocionada.

Volvió a ver a su padre 10 años después, en un festival en Venezuela donde ella iba a presentarse. Ambos se alojaron en el mismo hotel, pero para sorpresa de Maitén, él esperaba que ella financiara su estadía.

“Eso me pareció desconcertante, de una gran frescura. Y yo me sentía mal por no poder darle en el gusto, pero además decía ¿quién es esta persona que llega de repente a mi vida con una sorpresa como esta? Fue muy áspero y muy raro”, indicó.

“Su rol de padre nunca lo supo interpretar realmente”

Su último encuentro con él fue en 2001, cuando ya estaba muy enfermo. Fue en esa visita donde se enteró de que tenía cuatro hermanos que no conocía.

“Ellos siempre supieron que tenían una hermana y yo no sabía que tenía esta cantidad de hermanos. Cuando nos enteramos fue una mezcla de emociones. Para mi madre fue devastador porque ella siempre estuvo enamorada de él”, reveló la artista.

Adicionalmente, en esa ocasión buscó generar un acercamiento entre su padre y su hijo Maximiliano, entonces le pasó al hombre una grabadora de mano y le pidió que le grabara un mensaje a su nieto.

“Me la llevo y en el avión escucho lo que le grabó. Era un monólogo de una obra de teatro, pero no le dijo nada a él. Entonces de repente pienso que no tuve un padre de cuerpo y carne real. Creo que el talento es algo que no discrimina, que tiene cualquier persona, y que viaja por un camino totalmente diferente a la realidad. Tienes que encauzarlo, dotarlo de dones humanos, porque por sí solo es vacío”, recordó.

“Yo digo que mi padre fue genial como actor y mediocre como padre. Su rol de padre nunca lo supo interpretar realmente. Sí tengo una gran admiración por este hombre que ocupaba nuestras vidas”, reflexionó.