Nos atrevemos a decir que probablemente no existe nadie que alguna vez no haya bailado (y coreado) al son de Una cerveza, la clásica cumbia del grupo argentino Ráfaga. Un infaltable en matrimonios y cuanta celebración popular existe.

Rodrigo Tapari, fue el vocalista de la banda durante 14 años, y este fin de semana el artista fue uno de los invitados al almuerzo de Mirtha Legrand, donde reveló varios momentos difíciles de su vida y, de paso, comentó porque ya no desea volver a cantar esta popular canción.

El motivo radica en que le recuerda su adicción al alcohol, y por la que vivió difíciles momentos personales y familiares. “Muchas veces me subí al escenario borracho. Me tomaba dos botellas de whisky antes de cada show” reveló el cantante.

Hace ya bastante tiempo que Tapari es abstemio, por lo que cuando la canta no se siente muy cómodo, aunque está consciente del revuelo que significó en su público. “La empezaron a hacer las hinchadas de Boca y River y la pasaban en los canales de televisión. Fue un poco contradictorio para mí porque yo estaba saliendo del alcohol y estaba cantando Una cerveza“, agregó.

Ahora que está en una etapa más madura, el cantante ha reflexionado sobre el significado de sus letras y reconoció que no es un mensaje que le resulte cómodo enviar. “Yo les digo ‘no, yo la canto y no tomo, no hagan todo lo que dicen las canciones’. No es que reniego, pero es una canción que de a poco quiero limpiar de mi repertorio, porque considero que debo dejar de cantarla“, sentenció.

Sus experiencias cercanas a la muerte

En medio esta conversación, Rodrigo también desclasificó un par de oscuros episodios en su vida, por los que incluso intentó quitarse la vida dos veces. “Creo que no fui yo, a veces el mal viene a querer atormentarnos y decirnos que no vamos a poder con algo, que no intentemos más. Cuando uno no tiene la protección de Dios, el mal invade. En las dos oportunidades que lo intenté no recuerdo lo que pasó pero fue trágico”.

El cantante indicó que en las dos ocasiones que pensó acabar con su vida, fue a partir de peleas con su esposa. Una de ellas fue por teléfono, y allí sintió que la agresión fue tan fuerte que era mejor ponerle un fin drástico. “Sentía que no tenía que estar más acá, no pensaba en nada, ni en mi hija. Uno se nubla, se paraliza. No era yo. Aquel día encerré a la nena con mi hermana en una habitación y me fui. Apagué el teléfono y me quedé en las vías del tren. Esperé que venga la formación pero algo me impulsó a seguir adelante. Terminé en un bar, emborrachándome a más no poder”, recordó.

En la segunda oportunidad, quiso ahorcarse con el cordón de una plancha en su propia casa, pero luego se arrepintió.

Pese a todos estos conflictos, ambos siguen juntos, aunque él reconoció haberse portado muy mal con la madre de su hija. “Estoy con ella hace 19 años, hoy es mi representante. Me estaba por separar, pude restaurar mi matrimonio. Estaba en adulterio, la engañaba. Hace cuatro años que no bebo una gota de alcohol y yo dependía de él. Todas las cosas malas que hice en mi vida me llevaron a un momento en el que pensé que no había nada que hacer. Fue difícil superar todo. Mi mujer a pesar de todo el daño que le hice jamás me abandonó. Cuando no teníamos nada éramos muy felices. Con la popularidad surgieron cosas que nos empezaron a perjudicar”, expresó.

Finalmente, afirmó que fue gracias a la iglesia que dejó el alcohol y pudo solucionar sus problemas maritales. Así fue como decidió entregarle su vida a Dios, aun cuando pensaba que ya no tenía sentido seguir.