Giovanni Cárdenas tiene 29 años, es vendedor de pizzas en diversas comunas de Santiago y se convirtió en finalista de la Cuarta Temporada de Masterchef. Hasta ahí su vida podría sonar como “soñada”, pero la verdad es que por años estuvo muy lejos de ser así.

En primer lugar, el hombre debió vencer diversos obstáculos que le puso la vida para lograr emprender con su negocio itinerante de pizzas.

En conversación con BioBioChile, Giovanni relató cómo fueron sus años de infancia, adolescencia y juventud, en los que tuvo que superar problemas de adicción a las drogas, alcoholismo, falta de oportunidades y un entorno que le era adverso.

“Yo vengo de una historia súper difícil. Yo nací en la comuna de La Pintana, en la población Santo Tomás, una de las más complicadas en Santiago. Vengo de carencias muy complicadas, como tener los papás separados, es por eso que me fui de la casa a los 12 años. Me puse rebelde”, relató.

A su juicio, una de las principales carencias que sufrió de niño fue la falta de oportunidades para desempeñarse en algo en lo que se sintiera pleno. Aquel factor hizo que se acercara a la drogas desde una edad temprana.

“La vida de la calle es así, pasan estas cosas. En las poblaciones no hay muchas oportunidades para los jóvenes, no hay muchos recursos, tampoco hay personas que te digan ‘oye las cosas son así’. Es un mundo muy difícil”, sostiene.

A lo que agrega: “Yo nunca tuve un papá presente, y por eso nadie me enseñó cuando niño que en la vida hay que esforzarse, hay que trabajar, hay que levantarse temprano. Nadie me enseñó, entonces para mí fue complicado, porque más encima me metí en el mundo de las drogas”.

Otro de los puntos que marcó la vida de Cárdenas, actual candidato a quedarse con el cetro de Masterchef, fue convertirse en padre a muy temprana edad, lo que también le trajo problemas familiares.

“Yo conocí a mi esposa cuando tenía 15 años y luego quedó embarazada. Ahora tengo 29 años y tengo un hijo de 12. Pero como nadie me había enseñado nada, me porté súper mal con ella. Era bueno para el carrete, pero no de una forma sana”, recuerda.

Por esos años, y pese a tener un hijo, la vida de Giovanni era la de un joven que estaba desorientado y que no encontraba alguna actividad que lo hiciera salir adelante.

“En las poblaciones de bajos recursos el carrete y las drogas es algo que se ve todos los días. Yo llegaba a carretear desde el viernes hasta el próximo jueves. Pero bueno, mi reflexión es que yo nunca tuve una ayuda para salir de esto, por eso traspasé todo a mi familia”, expresa.

Según su propio relato, el joven cocinero llegó a “tocar fondo” en el momento en que perdió a su familia por los problemas personales que enfrentaba a diario.

“Hubo momento en que quisimos violentarnos, porque todo estuvo muy mal. Quisimos incluso tirarnos cosas, porque la situación no era buena. Una vez estuve muy cerca de matarme”, asegura.

A lo que añade: “Una vez me pillaron ahorcado en mi casa, antes había consumido drogas. Esa vez me llevaron a un centro asistencial. Fue el resultado de bastante sufrimiento, sobre todo cuando era chico”.

El actual participante del programa de Canal 13 reconoce que llegó a probar todas las drogas en la población donde vivía, pasando por pasta base, cocaína, marihuana e incluso LSD.

“Hubo mucho sufrimiento en la etapa de niñez. Fuimos bastante pobres y me tocó ver muchas veces sufrir a mi mamá. A eso había que sumar cosas como nunca haber celebrado un cumpleaños o estar encerrados en Navidad”, reflexiona.

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Ya de camino a casa … 🛫☁️☁️

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Junto con eso, Giovanni reconoce que pasó por un periodo de depresión muy profundo, del cual sólo podía salir si era ayudado por otras personas.

“Yo cumplí 22 años y toqué fondo metido en el tema de las drogas. Yo probé todo tipo de drogas en niñez y adolescencia. En ese tiempo ya había perdido a mi familia y había entrado en un proceso de depresión muy profundo”, indica.

Una reconciliación necesaria

Cárdenas es claro en indicar que la vida le dio un “segundo aire” cuando ingresó a una congregación cristiana en la cual se sintió integrado por completo.

“Tenía una prima que era parte de una congregación cristiana en la comuna de San Bernardo. Yo no creía en nada de eso en ese tiempo. No recuerdo cómo lo hizo para convencerme pero fui, incluso traté de convencer a mi señora que me acompañara, pero no me creyó, en realidad nadie me creía”, sostiene.

A lo que añade alegre: “Llegué a ese lugar y me gustó, porque era todo muy normal, nadie te decía nada, podía andar como yo quisiera, no era estructurado y tampoco era excesivamente religioso”

El cocinero expresa además que un punto clave fue cuando le enseñaron valores importantes para la vida, como trabajar para sostener a su familia y esforzarse por lograr nuevas metas.

“Era una vida natural donde te enseñaban qué éramos en el fondo. Cuando llegué al lugar me di cuenta que estaba siendo transformado, porque me inculcaron el amor por la familia. Me di cuenta que hablaban mucho de la familia, era gente que liberaba. Había una especie de padre espiritual que te enseñaba cosas, como ser papá y me corrigió”, indica.

Reconoce que en ese instante supo que una buena forma de empezar a generar recursos para su familia era por medio del comercio, aunque los inicios en este rubro no fueron fáciles.

“Yo antes tenía fama de hacer cosas malas para hacer recursos, lo cambié por cosas buenas para hacer negocios. Me puse a vender zapatillas, vender quesos. Nunca más quise delinquir o hacer nada malo”, reconoce.

Giovanni incluso va más allá y expresa que aquella congregación le dio las herramientas que nunca obtuvo en centros de rehabilitación.

“Fue algo tan fuerte que puedo decir que de los 12 años me drogaba y ningún centro de rehabilitación me había servido. La verdad es que lo que yo necesitaba era que alguien me amara. Entendí que ser hombre es saber llevar una familia bien”, asegura.

Asimismo también reconoce que la lucha por dejar las drogas fue algo constante, aunque asume que ha tenido fortaleza para nunca volver a caer en ese vicio y seguir ligado a su emprendimiento gastronómico.

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Un día en familia a disfrutar … Dios es bueno …

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“Dejé las drogas de un día para otro, lo que nunca había podido hacer antes. En ese tiempo también tuve varias batallas porque mi cuerpo pedía drogas, porque había toda una vida de dependencia. Ahí le pedí a Dios que me ayudara, fui bastante fuerte”, explica.

Fue así como, con el paso del tiempo, logró aprender una forma innovadora de cocinar pizzas y montar un negocio que posibilitó su ingreso a Masterchef.

“Un día mi esposa me dijo que había tenido un sueño. Me dijo ‘Giovanni, soñé que vendíamos pizzas y teníamos lleno’. Y bueno, yo le dije que podríamos vender pizzas en la calle”, recordó.

“Justo en ese tiempo había una convención en una iglesia a la que yo iba en San Bernardo. Se llamaba Manantiales, era una iglesia cristiana. Allí fue gente de Argentina, que hacían una pizzas muy buenas y ahí le pregunté cómo podía hacer su receta. En total me dieron cuatro preparaciones, de esas yo saqué mi propia forma de preparar”, agregó.

Posteriormente, inició un negocio que le permitió irse a vivir con su familia a un lugar más seguro en la comuna de San Bernardo. Junto con eso se ha hecho famoso por recorrer diversas comunas con sus preparaciones.

Para Cárdenas, es importante enviar un mensaje positivo a las personas que están o han estado sumidas en las drogas: “Se puede salir de esto, todo es cosa de saber tomar las oportunidades que puedan existir”.

Actualmente, señala que también ha dado trabajo ha personas que han estado en la cárcel, ya que considera que “es importante ayudarlos, porque a ellos nadie les da trabajo sabiendo que estuvieron presos”.

“No me avergüenzo de haber salido de donde soy y ser ahora una persona que pudo derrotar eso. Puede ser un ejemplo para muchos que están atrapados en estas cosas, es bueno saber que se puede salir”, concluye.

Cabe señalar que la final de Masterchef será este domingo a las 22:30 horas en Canal 13. Desde la estación ya adelantaron que ésta será en vivo y de alto impacto.

Junto a Giovanni participarán las aspirantes Bárbara Lackington y Camila Ruiz, quienes llegaron a la instancia después de pasar todo un proceso que fue grabado en Colombia.