Hoy debutó en Netflix Selena: The series, la miniserie que repasa la vida de la célebre cantante estadounidense de origen mexicano que se convirtió en leyenda de la música tejana.

La historia -protagonizada por Christian Serratos y dirigida por Hiromi Kamata con guion de Moisés Zamora- se presenta desde ya como una versión “autorizada” de los hechos que rodearon a la artista multiventas (sólo comparable en este ítem con Shakira y JLo), siempre bajo la venia de sus padres y principales colaboradores musicales: Abraham y Suzette Quintanilla, también productores de la ficción.

Aquí vemos los orígenes humildes de la intérprete y sus hermanos, las agotadoras rutinas de trabajo a las que fueron sometidos por su obsesivo progenitor y los sueños que los salvaron del delirio a pesar de la frustrante realidad.

“Selena”.

En pantalla (y en el juego perverso de la fama), el mánager Abraham (Ricardo Chavira) no esconde la ambición que le despierta el talento de su carismática Selena, al mismo tiempo que le exige el máximo rendimiento a sus hijos, rayando varias veces en la explotación. El esfuerzo y la porfía le terminaron dando réditos al grupo, pero a cambio de un desgaste que con los años se hizo evidente y luego desolador.

Aún así, el tono de Selena: The series, nunca deja de ser familiar y aleccionador, con moralejas y parábolas que poco tienen que ver con el sino trágico de la oriunda de Lake Jackson, Texas.

En este aspecto, no pocos nudos argumentales y morales recaen en el siempre impávido A.B. Quintanilla (Gabriel Chavarría), hermano de la superestrella que debe enfrentar su propios infiernos y, a ratos, sobrellevar el peso del colectivo.

Las canciones envasadas y ochenteras del relato son uno de los puntos a favor de esta historia narrada en varios pasajes desde el bus donde Selena y Los Dinos realizaban sus giras. Un plano fijo y a ras de suelo que sirve de descanso para el vaivén lentísimo de los 9 capítulos de su primera parte, casi todos alrededor de la media hora.

Allí, en esa “carretera”, una de las ideas más poderosas de la miniserie se vuelve evidente a pesar de su escaso desarrollo: Selena y su familia están en la dura ruta hacia la fama porque no tienen otra salida; porque en definitiva, no tienen nada. Son, en resumidas cuentas, un grupo desterrado de descendientes latinos tratando de zafar del complejo Estados Unidos de los ochenta.

El ritmo meloso, la agotadora vocación transversal y familiar y la ausencia total del halo místico y oscuro de la homenajeada, son algunos de los aspectos que conspiran contra esta nueva producción sobre Selena. En contrapunto, la moda y estética de la cultura “tex-mex”, las performances y vestimentas de Serratos y la fina curatoría musical destacan como algunos de los aspectos a favor del registro.

Para los fanáticos, será la excusa perfecta para recrear aspectos ultra sabidos de su historia oficial. Para quienes pretenden conocer más de la icónica artista, introducida este año en el ránking de los 500 mejores discos de la historia según la revista Rolling Stone, la revisión de esta miniserie será completamente en vano.