La actriz británica Diana Rigg falleció este jueves a los 82 años, según confirmó su representante Simon Beresford a BBC.

Su agente explicó que la intérprete falleció “pacíficamente esta mañana temprano. Estaba en casa con su familia, que ha pedido privacidad en este momento difícil”.

Rigg murió producto de complicaciones de un cáncer que le fue diagnosticado en marzo pasado, el cual mantuvo en secreto.

“Diana fue un icono del teatro, el cine y la televisión. Recibió premios Bafta, Emmy, Tony y Evening Standard por su trabajo en el escenario y la pantalla”, agregó su mánager en su declaración.

“Diana era un miembro muy querido y admirado de su profesión, una fuerza de la naturaleza que amaba su trabajo y sus compañeros actores. La extrañaremos mucho”, concluyó.

En tanto, la hija de la actriz Rachel Stirling también confirmó la noticia en otro comunicado. “Mi amada mamá murió tranquilamente esta mañana temprano mientras dormía, en casa, rodeada de familia”, reiteró.

“Murió a causa de un cáncer diagnosticado en marzo y pasó sus últimos meses reflexionando con alegría sobre su extraordinaria vida, llena de amor, risas y un profundo orgullo por su profesión. La extrañaré más allá de las palabras”, agregó.

Rigg se hizo mundialmente famosa por su interpretación de Emma Peel, la compañera de John Steed en la legendaria serie de televisión británica “Los vengadores”, pero también tuvo una brillante carrera con algunas de las más ilustres compañías de teatro del Reino Unido.

Sus interpretaciones de Medea, Eurípides y Madre Coraje le valieron varios premios prestigiosos.

Para las generaciones más jóvenes, Rigg será recordada como la matriarca sin escrúpulos de la familia Tyrell en “Juego de Tronos”.

La actriz fue una de las primeras en alzar la voz sobre la desigualdad salarial en la pantalla chica.

“La televisión ha cambiado tanto… Aunque algunas cosas no han cambiado. Hoy siguen luchando por la igualdad salarial, como yo reclamé en Los vengadores el día que me enteré de que cobraba menos que el cámara”, aseguró hace algunos años al diario español El País.

“Me quejé públicamente, los periódicos se hicieron eco y lo logré, pero me quedé sola, nadie me apoyó, ni siquiera mi querido Patrick (Macnee). Era maravilloso, pero como tantos hombres, no quería meterse en problemas”, recordó.