A pocos meses de recuperar su tutela, el ícono pop plasmó en una autobiografía todos los pormenores de sus polémicas más ruidosas del espectáculo, al mismo tiempo que hizo nuevas revelaciones. La cantante también detalló los abusos que sufría de parte de su familia durante los años que su padre tuvo su custodia.

“La mujer que soy” es el título de la primera autobiografía de Britney Spears luego de recuperar su propia custodia en 2021, cuando se libró de las restricciones de su padre por 13 años.

En el libro, de poco menos de trescientas páginas, la artista ocupa su voz como “una espada”, de acuerdo a sus propias palabras, puesto que en él relata varios pasajes hasta ahora desconocidos de su exitosa carrera, pero que revelan los maltratos que sufrió al mismo tiempo.

La constante manipulación y abusos de su padre, James Parnell Spears (71) junto al persistente silencio de su madre, Lynne (68), además del hijo que abortó junto a Justin Timberlake en los 2000 y su amorío con el actor canadiense, Colin Farrell, contó todo aquello que no se vio en los medios durante su polémica carrera.

“A los trece años bebía con mi madre”

Britney hace un relato cronológico de su vida, desde su infancia en Louisiana donde vivía ensimismada en sus sueños de ser una estrella, hasta el alcoholismo de su padre, el que atestiguo desde temprana edad.

Pero una de las revelaciones más impactantes de la cantante llega a un año y medio de haber salido del Club de Mickey Mouse, cuando regresa a Kentwood. De acuerdo al relato de la artista, en esta época hacía viajes junto a su madre a la escuela secundaria Parklane, momento donde bebía alcohol y fumaba cigarrillos junto a ella.

“Cuando estaba en octavo curso, con trece años, mi madre y yo viajábamos en coche durante dos horas desde Kentwood hasta Biloxi, Mississippi, y mientras estábamos allí tomábamos daiquiris. Llamábamos a los cócteles “ponches”. Me encantaba poder beber con mi madre cada cierto tiempo“, revela en el texto. “A los trece años, bebía con mi madre y fumaba con mis colegas”, agregó.

“Justin no se tomó la noticia del embarazo demasiado bien”

Años después de conocerse en el programa de Disney, Britney Spears comenzó una relación amorosa con su excompañero, Justin Timberlake. En ese entonces el cantante de *Nsync y la princesa del pop se convirtieron en la pareja adolescente por excelencia. Todos querían todo de ambos.

Tal como relata la cantante en el libro, su relación fue intensa y bastante conservadora en varios términos. Britney Spears conocía a la familia de Timberlake y los visitaba constantemente cuando estaban de vacaciones y pese a que los medios la mostraban como una joven “virginal”, su vida sexual había iniciado hace varios años antes.

Por eso no le sorprendió cuando descubrió que estaba embarazada del cantante: “Fue toda una sorpresa, pero para mí no fue ninguna tragedia”, afirmó. “Quería a Justin con locura, siempre me había imaginado que formaríamos una familia juntos“, agregó.

Sin embargo, para el *Nsync que se encontraba en la cúspide de su carrera la noticia no cayó nada bien. “Dijo que no estaba listo, que éramos demasiado jóvenes”, confesó. Por esta razón, el cantante la convenció de abortar al bebé, a lo que accedió, pues no quería forzarlo a ser padre.

Debido a que siempre que salían juntos eran perseguidos por los paparazzi, la artista detalló que tuvo que abortar en casa con medicamentos conseguidos a través de un médico que le llevó una asistente. Pese a que Britney escribe en sus memorias que aún no está muy segura de que haya sido una decisión correcta, admitió que: “Si hubiera dependido solo de mí, no lo hubiera hecho”.

“Decidí que si Justin iba a tener relaciones con otras, yo también”

Posterior a esta decisión, la relación entre ambos se rompió lentamente. Luego de que Timberlake terminará con ella a través de un mensaje de texto, la cantante se enteró de que Justin comenzó a salir con al menos siete chicas solo semanas después.

La publicación de Cry me a river, donde el *Nsync revelaba la infidelidad de Britney, despertó en ella cierta sed de venganza, por lo que decidió pagarle con la misma moneda: “Decidí que si Justin iba a tener relaciones con otras, yo también”.

Fue así que un día sin más llegó hasta el set de grabación de S.W.A.T. (2003), donde el mismo director de la cinta le prestó su silla para “dirigir la película”. Fue en ese momento que el actor Colin Farrell se le acercó y le preguntó si tenía alguna indicación para él.

La insinuación terminó con ambos saliendo por al menos dos semanas para tener relaciones sexuales. “Nos pasábamos el tiempo el uno encima del otro tan apasionadamente como si lucháramos cuerpo a cuerpo en una pelea callejera”, definió la cantante.

“Nos emborrachamos, eso fue todo”

En “La mujer que soy” Spears también habló de una polémica fotografía que los medios rememoran hasta el día de hoy: su alocada fiesta con Paris Hilton y Lindsay Lohan. La socialité ya era parte del jet set por su reality, Lohan se transformaba en la actriz adolescente por excelencia y Britney era la princesa del pop.

El trío de hollywood fue captado en 2006 a la salida del Beverly Hills Hotel, las tres sentadas en los dos asientos delanteros de la camioneta conducida por Hilton, todo esto a vista y paciencia de los paparazzi.

En el momento se aseguró que las jóvenes habían tenido una alocada fiesta en el mencionado hotel, lo que de acuerdo a Britney Spears fue medianamente cierto. Como relata en su libro, habrían corrido descalzas por el lobby y pasillos del recinto, sin embargo, no consumieron drogas como se dijo en ese entonces.

“¿Y qué hicimos Paris y yo esa supuesta noche loca sobre la que todo el mundo armó tanto revuelo, cuando salimos con Lindsay Lohan? Nos emborrachamos. ¡Eso fue todo!”, declaró.

“Esa noche les di material de primera”

Sin embargo, una de las revelaciones menos esperadas de la intérprete de “Everytime” es cuando detalla que pasó realmente detrás de su “crisis” del 2007.

Por ese año la cantante había sido madre hace poco más de un año de Sean Preston y Jayden James, los hijos de comparte con Kevin Federline. En esa época la artista estaba bajo el asedio de los fotógrafos en medio de la lucha por la custodia de los niños y a la vez su padre buscaba pretextos para internarla en rehabilitación.

La artista, que durante la escritura de su autobiografía concluyó que pasaba por una severa depresión post-parto, afirmó que ese día había sido seguida por los paparazzi en una de las tantas oportunidades en que fue a rogarle a Federline que le permitiera ver a sus hijos, por lo que la presión que sintió cuando estos se abalanzaron sobre su auto, la hizo estallar.

Por ello entró súbitamente a una peluquería, tomó una máquina para cortar el pelo y se rapó todo el cabello. “Esa noche les di material de primera”, asegura la cantante, que dejó entrever que tomó la decisión con el objetivo de que la captaran al límite, como siempre habían esperado hacerlo.

Desde su publicación ha sido tal el revuelo del libro que Page Six aseguró que las productoras de Brad Pitt, Reese Witherspoon e incluso de Margot Robbie estarían interesadas en obtener los derechos de autor del texto y llevarlo a la gran pantalla, pero aún nada ha sido confirmado.