El actor chileno Pedro Pascal (45), radicado en Estados Unidos, se ha convertido en una de las celebridades más influyentes en la industria cinematográfica global. Su últimos papeles en The Mandalorian (Disney+) y Superheróicos (Netflix) y Wonder Woman 1984 ayudaron a que el portal especializado IMDb lo declarara “la estrella más popular del mundo” a comienzos de este año. Su relación con su tierra natal se creía cercana… y ahora él lo confirma.

“Estar en Chile es estar en casa”, reconoció en conversación con la revista GQ México. Advirtió, no obstante, que su “vida ha sido muy nómada, viviendo distintas cosas y teniendo muchas influencias”.

Nació en Chile en abril de 1975, en plena Dictadura. Sus padres, según El Mundo eran simpatizantes del gobierno de Salvador Allende, por lo que en medio de las desapariciones y torturas, debieron partir exiliados a Dinamarca. Tiempo después llegaron a Estados Unidos, donde terminó radicado Pascal.

“No me siento con el título de una identidad chilena completa ni tampoco con una estadounidense”, dijo, agregando más tarde que “también soy completamente de las dos”.

“Mis padres son chilenos, mis hermanos nacieron allá antes de que mis papás viajaran, y regresé en ocasiones porque mi familia es muy grande; de hecho, mis padres volvieron. Siempre ha estado ahí, continúa desarrollándose, y será una parte de mí”, afirmó.

En una entrevista previa con LUN, su padre José Balmaceda, de 72 años, afirmó que “todo lo que le está pasando se lo merece enormemente”.

“Sigue manteniendo los pies en la tierra, es muy amigo de sus amigos, muy familiero (…) La forma de vida que tiene es la misma, de hecho, no se ha comprado ninguna casa ostentosa ni gigantesca”, agregó.

Y esos pies están tan en el territorio, que Pascal agradece no vivir en Ciudad de México. Afirma que, si fuera así, se lo pasaría comiendo empanadas chilenas. “Me podría mover mi vida entera para el defe nada más para comer”, aseveró.