Hay varios temas "tabú" que no se tocan al momento de hablar con la pareja: una de ellas es el dinero y las finanzas. A pesar de esto, el mal manejo de las mismas puede llevar a problemas entre ambas partes, por lo que se hace necesario mirar de frente y conversar de forma honesta, responsable y transparente.

El dinero: cosa que une a algunas parejas, las lleva a realizar sus sueños, anhelos, y les da seguridad. Por otro lado, también puede volverse un dolor de cabeza, causante de problemas y, en los peores casos, separaciones.

Las finanzas en las relaciones amorosas son importantes, pero a la vez, delicadas, por lo que cada persona debe ser muy cuidadosa al momento de hablar y definir gastos en común, charlar sobre el sueldo, entre otros aspectos.

Cada pareja es un mundo distinto, con sus sensibilidades, problemas y aspectos en común. Con todo, la comunicación es clave, y más aún al momento de hablar de plata.

La honestidad: una clave importante

Para la economista de Postgrados de la Universidad Autónoma, Michelle Mieres Brevis, una recomendación es hablar abiertamente con la pareja sobre la manera en que se desea manejar el dinero.

Además, hay que tener muy claro cuáles son los objetivos financieros tanto individuales como compartidos.

“En este sentido, es aconsejable tener metas financieras conjuntas, en base a lo que queremos como pareja, como puede ser: ahorrar para una casa, un auto, un viaje, la educación de los hijos, etc.”, dijo la académica a BioBioChile.

“Cuando tenemos metas comunes y claras, es más sencillo alinear nuestros esfuerzos financieros”, añadió.

En la misma línea, la experta considera que la creación de un presupuesto conjunto puede servir como una potente herramienta para evitar malentendidos financieros.

Dos personas armando un presupuesto: una escribiendo y otra contando dólares
Karolina Grabowska | Pexels

De esta forma, ambos definen cuánto dinero se destinará a los gastos compartidos “como arriendo, dividendo, alimentos, ocio, gastos básicos, etc.”, y a su vez, también de forma conjunta, se define cuánto se destina para gastos individuales.

“Igualmente recomiendo, de forma muy personal, tener cuentas conjuntas y cuentas separadas. Lo importante es comunicarse y verbalizar la decisión respecto a las cuentas que tenga la pareja”, detalló la académica.

Al respecto, las cuentas conjuntas son útiles para gastos compartidos (mencionados anteriormente), mientras que las cuentas separadas “nos dan cierta autonomía. Por ejemplo, si quiero comprarle un regalo a mi pareja, no quiero que sepa cuánto gasté”.

Una división equitativa

Desde el punto de vista de Michelle, los gastos debieran ser establecidos de tal forma que se eviten roces y tensiones.

“Si se opta por dividir los gastos, asegúrense de que la división sea equitativa y justa según los ingresos y las responsabilidades financieras de cada uno”, comentó la académica a BBCL.

pareja conversando
Mircea – All in collections | Pixabay

Reforzando lo anterior, hay que comprender que si bien muchos de los gastos son compartidos, la carga financiera de una persona que gana $1.250.000 puede ser menor a comparación de alguien que gana $650 mil u $800 mil (o viceversa).

A modo de ejemplo, si los gastos mensuales ascienden a $600 mil, y ambos poseen un sueldo que les permite vivir con relativa holgura, se podrían dividir 50/50, con cada uno pagando $300 mil.

Por otro lado, si se tiene mayor poder adquisitivo, mientras que la otra persona tiene un sueldo menor, la repartición podría ser de $400 mil y $200 mil, respectivamente. Todo va en base a la situación laboral actual y la carga de gasto personal que tenga cada parte.

Si a pesar todo surgen problemas, la economista de la Autónoma aconseja que “al igual que en las empresas, es aconsejable abordarlos como equipo en lugar de culparse unos a otros. Si los temas son muy complejos, no descartemos la opción de buscar asesoramiento financiero profesional”.

“Para finalizar, decir que no hay un enfoque único que funcione para todas las parejas, ya que el escenario y las dinámicas son distintas. Lo más importante es que ambas partes se sientan cómodas con el acuerdo y estén comprometidas en trabajar juntas para lograr sus objetivos financieros y así fortalecer su relación”, concluyó Michelle.