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Según la experta Ulrike Holzgrabe, China podría asestar un golpe sensible a Europa al dejar de suministrar antibióticos, ya que en la década de 1980 China invirtió en la producción propia de antibióticos y exportó los excedentes. Actualmente, tanto China como India son importantes proveedores de productos farmacéuticos, pero India depende de China para muchos insumos. La falta de medicamentos ya afecta a Europa, con cerca de 500 medicamentos sin disponibilidad, lo que ha llevado a la Unión Europea a elaborar una lista para disminuir la dependencia de Asia en la producción de medicamentos y precursores químicos. Se destaca la importancia de crear estructuras rentables para la producción de genéricos después de que expiren las patentes. A pesar de los retos, Alemania aprobó una Estrategia Farmacéutica Nacional en 2023 para reforzar la producción de fármacos en Europa. Sin embargo, el alto costo de producción en Europa y las ventajas que tienen China en términos de costos laborales, energéticos y normativas ambientales podrían dificultar el retorno de la producción a Europa.

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“No se necesita en realidad una bomba atómica para asestar un sensible golpe a Europa”, opina la experta en medicamentos Ulrike Holzgrabe.

Los productores chinos también podrían causar graves problemas dejando de suministrar antibióticos.

“China comprendió ya en la década de 1980 cuán importante es tener una producción propia de antibióticos”, dice Jasmina Kirchhoff, del Instituto de la Economía Alemana (IW).

“Se realizaron primero grandes inversiones en fábricas que, comparativamente, producen a menor costo, en primera línea para el mercado interno. Luego, China exportó los ‘excedentes’ de producción”, explica.

Gran parte de los precursores químicos esenciales para la industria farmacéutica son producidos en China. También India se ha convertido en uno de los principales proveedores de productos farmacéuticos, sobre todo, de genéricos.

Pero también India depende de China, porque importa de allí muchos insumos.

Problema complejo

Según el instituto Federal de Medicamentos y Productos Medicinales, en la actualidad no se pueden despachar cerca de 500 medicamentos. Así lo indicó Gabriele Regina Overwiening, presidenta de la Confederación Alemana de Farmacias (ABDA, por sus siglas en alémán) al periódico Neue Osnabrücker Zeitung.

“La salud pública es un arma geoestratégica, que puede poner de rodillas a un continente”, señaló ya en 2020 el Parlamento Europeo.

A nivel de la Unión Europea, se elaboró una lista de medicamentos cuya disponibilidad no debería depender de Asia. El siguiente paso sería averiguar dónde se producen estos medicamentos y sus precursores, para determinar el grado de dependencia, explica Holzgrabe, docente de la Universidad de Wurzburgo.

Y ahí comienzan las dificultades. Kirchhoff hace notar que, en algunos casos, es muy difícil obtener esa información: “Qué productores obtienen, de dónde y cuáles productos intermedios y sustancias activas, es parte del secreto del negocio y, por lo tanto, apenas se sabe”.

Tanto las recetas como las cadenas de suministros son a menudo muy complejas y por eso no está claro cuántas empresas están involucradas, y en qué países, según Kirchhoff. Precisamente en el área de los genéricos, cuyo éxito depende de los bajos precios, para los productores resulta especialmente importante guardar en secreto sus ventajas comparativas.

Estrategia farmacéutica

Los problemas de suministro de determinados medicamentos han dejado en evidencia que es necesario tomar medidas preventivas.

En Alemania, el Gobierno aprobó en diciembre de 2023 una Estrategia Farmacéutica Nacional. Entre otras cosas, se desea reforzar la producción de fármacos en Europa, por ejemplo, reduciendo trabas burocráticas y apoyando las inversiones en el área.

La industria farmacéutica europea produce, sobre todo, medicamentos innovadores, protegidos por patentes. En ese terreno se realizan inversiones. Pero, en algún momento, las patentes expiran, y los productos pasan al mercado de los genéricos.

La producción de genéricos no se lleva a cabo en Europa, porque arroja un margen muy estrecho de utilidades. Pero los genéricos son muy importantes para el sistema de salud, ya que cubren cerca del 80% de las necesidades de medicamentos. Y eso incluye también muchos antibióticos.

Por eso es tan importante crear estructuras en las que siga siendo rentable para una empresa seguir fabricando su producto después de que expire la patente.

¿Cuestión de precios?

Que los precios suban parece inevitable, si Europa desea mayor seguridad. Porque en el viejo continente no se puede producir a tan bajo costo como en Asia.

“Tenemos un mal cuarteto de burocracia desbordante, falta de personal especializado, costos de energía demasiado altos y una infraestructura gastada”, dijo a fines de abril el gerente de la Asociación de la Industria Química, Wolfgang Große Entrup.

Según Holzgrabe, aparte de los bajos costos de la mano de obra y la energía, a las empresas chinas les beneficia el que el Estado les proporcione terrenos si construyen plantas productivas.

Además, no tienen que cumplir normas ambientales tan estrictas como las europeas.

Eso dificulta traer de regreso a Europa sobre todo la producción de sustancias activas.

Holzgrabe cree que “en eso no habrá independencia de China”.

Pero, a su juicio, es más importante que no emigre la producción actualmente existente en el Viejo Continente. En este contexto, recuerda que, durante la pandemia solo fue posible desarrollar vacunas con rapidez gracias a que en Europa existía una industria farmacéutica que realizaba investigación.