La empresa Nuevo Pudahuel, controlada por inversionistas franceses y que opera y lleva adelante la ampliación del aeropuerto de Santiago —el terminal aéreo más grande de Chile— pidió al Gobierno extender el contrato de concesión ante la falta de liquidez que enfrenta por el coronavirus.

El Grupo Nuevo Pudahuel, controlado en un 85% por las empresas francesas Groupe ADP y Vinci Aeroports y el restante 15% por la italiana Astaldi Concessioni, se hizo cargo del aeropuerto de Santiago en 2015 para su ampliación y operación por 20 años, pero el impacto por la caída del flujo de pasajeros entre marzo y septiembre de 2020 por el covid-19 redujo sus ingresos en un 90%.

“El riesgo es tan importante que ante la falta de liquidez del concesionario y del aeropuerto, hay un grave problema”, dijo este martes al canal de noticias 24 horas Branko Karlezi, subgerente de comunicaciones del Aeropuerto Nuevo Pudahuel.

La empresa ha invertido más de US$1.000 millones en mejorar la operatividad del aeropuerto y en las obras de ampliación, que incluyen un nuevo terminal internacional y agrandar el nacional, para recibir 30 millones de pasajeros anuales.

La concesionaria tuvo que aumentar sus costos en un millón de dólares mensuales para evitar detener la construcción en pandemia y entregarla en 2021, por lo que propuso extender la concesión para recuperar la inversión, pero el Gobierno descartó esta posibilidad.

“Le estamos pidiendo al gobierno de Chile que podamos imitar lo que se ha hecho en todos los otros países del globo para solucionar y mantener el aeropuerto funcionando. Sin el concesionario que aporte la inversión y que atraiga a las aerolíneas, Chile pierde conectividad”, afirmó.

La pandemia provocará que el flujo de pasajeros caiga a 8 millones en 2020 en comparación a los 25 millones registrados el año pasado. Al 2025, el aeropuerto de Santiago sufriría una pérdida en el orden de unos 150 millones de viajeros, según la concesionaria.

Tras siete meses con las fronteras cerradas, Chile anunció en noviembre la reapertura del aeropuerto de Santiago para pasajeros extranjeros con requisitos sanitarios como un PCR (hisopado) de hasta 72 horas antes del viaje.

Las fronteras terrestres y marítimas se mantienen cerradas. Los viajes nacionales durante la pandemia se mantuvieron pero también con restricciones.