La industria del calzado nacional vivió una dramática disminución en las últimas décadas: pasó de fabricar 35,7 millones de pares a sólo 5 millones desde 1991, según datos de la Cámara de Industriales de Cuero, Calzado y Afines (Fedeccal).

Los recientes cierres de las fábricas de Albano (2018), Gacel (2011) y Guante (2019) no pasaron inadvertidos. El mercado digital y las importaciones dejaron atrás un rubro que parecía ser sólido y un oficio que hoy se siente en las cifras de desempleo.

Guante fue la última que bajó la cortina en Chile después de 90 años, pues continuará en el extranjero. Ello le costó el empleo a 283 trabajadores, tras una “situación insostenible”, según la empresa.

No fueron los únicos que optaron por esta opción, que finalmente desemboca en países con mano de obra más barata, lo que reduce los costos de producción.

Para la Cámara Nacional de Comercio, el Tratado de Libre Comercio con China abrió las puertas a precios de calzado significativamente bajos, informó el Diario Financiero.

Por su parte, el presidente de la Cámara de Producción y Comercio (CPC), Andrés Swett, responsabilizó a la legislación de las reformas, la burocracia y al avance del mercado digital en el gradual apagón que afecta a la industria local.

Si bien la producción nacional de calzados bajó de 35 a 5 millones de pares desde 1991, en el mismo período las importaciones pasaron de 2,2 a 114 millones de pares en la actualidad.

Con ello, el número de trabajadores del rubro se redujo a menos de la mitad, al igual que las empresas, según Fedeccal.

Diseño a baja escala

No obstante, los cierres de las grandes fábricas no significa que el oficio de zapatería vaya a quedar en el olvido. Actualmente existen nuevas marcas que han surgido a menor escala y pretenden posicionar el calzado chileno.

Diseño y nuevas plataformas de venta, adaptadas al mercado digital. Así surgen marcas como Bestias, donde su socio fundador, Felipe Velasco, reiteró que el TLC con el mercado asiático trajo complicaciones para la industria local.

“Estas empresas no han sabido competir“, aseguró al DF, agregando que el diseño y la calidad es fundamental.

Bestias existe desde 2011, tiene 4 tiendas y produce unos 2 mil pares de zapatos mensuales en su fábrica ubicada en Santiago.

Otra fábrica nacional que aún sobrevive a mediana escala es Romano, nacida en 2000, la cual -a diferencia de Bestias- es más popular y está presente en el retail. Junto con ello, su dueño relató que ha sabido adaptarse a la economía digital, de donde sale el 50% de sus ventas.

Crearon un sitio Web en 2010 y desde entonces han crecido un 20% anual. Se quedaron con 12 tiendas en vez de 35, con lo que ha logrado ahorrar en arriendo, dijo Carlos Riutort a LUN.

Romano tiene una producción de 9 mil pares mensuales.

Velasco subrayó que se debe “proteger a la industria nacional. Chile es el único que no lo hace, a diferencia de otros donde se reducen impuestos al producto nacional“, lo cual se condice con los dichos de Sweet respecto de los desafíos que tiene la reforma tributaria.