Mediante un correo electrónico, el vicepresidente de ENAP, Gonzalo de la Carrera, presentó su renuncia al presidente Sebastián Piñera, luego de que se apuntara a la estatal como responsable de la emergencia ambiental ocurrida en Quintero, el 21 de agosto pasado.

“Esto tendría que ver con un dilema ético si aceptara un informe que es contradictorio a los informes técnicos que nosotros tenemos”, dijo el ejecutivo en conversación con Duna en Punto.

Asimismo, según indicó el vicepresidente de la petrolera, una de la tesis que manejaban las autoridades era que la nube tóxica que afectó a los habitantes de Quintero estaba formada con nitrobenceno y metilcloroformo.

“Esos gases nunca han sido manipulados ni emitidos al medio ambiente por ENAP, nosotros no trabajamos con esos gases“, declaró a Duna.

En tanto, en conversación con Radio Bío Bío sostuvo que “no existe la independencia para poder atender estos temas con la prolijidad que uno hubiese querido y con la calma que uno hubiera necesitado para hacerlo, independiente del sentido de urgencia, por supuesto, para detener la contaminación de la zona”.

“Lo adecuado y lo razonable hubiese sido que se hubiera actuado sobre todas las empresas que emanan para ir detectando cuál puede ser el factor que explica eso”, aseveró.

Y sentenció: “El tema es que los sistema fallaron, las condiciones para poder defender la empresa e independencia no son las que hubiese considerado necesarias, por lo tanto no siento que pueda cumplir mi rol con la independencia necesaria”.

Declaraciones cruzadas

Todo esto se da luego de que la Superintendencia de Medio Ambiente decidiera formular cargos a ENAP por la utilización del sistema de tratamiento de sus residuos industriales líquidos en condiciones distintas a las aprobadas ambientalmente para el Terminal Marítimo de Quintero.

En concreto, de acuerdo a la SMA, la estatal incurrió en “el uso inadecuado del sistema de tratamiento se expresa principalmente en la introducción de fluidos distintos a lo autorizado (residuos con una carga superior de hidrocarburos).

A esto se suma una eficiencia de remoción inferior a lo comprometido en la evaluación ambiental (98% de eficiencia comprometida versus un 44% real) y el vertimiento de fluidos en contravención a lo autorizado (uso de camiones de vacío en lugar de ductos y canaletas autorizados).

Finalmente se menciona la introducción de fluidos en unidades distintas a las autorizadas por la RCA (uso de cámaras de tratamiento y depositación distintas a lo autorizado)”, detalló la SMA por medio de un comunicado.

En tanto, ENAP salió a defenderse por medio de una escueta declaración pública: “Rechazamos tajantemente las imputaciones hechas por la Superintendencia del Medio Ambiente. La empresa ejercerá todas las acciones legales y derechos que le corresponden para demostrar que no tiene vinculación alguna con los hechos que se le imputan”.