Una serie de eventuales obstáculos podrían afectar aún más la economía de la región, como por ejemplo, una guerra en Ucrania más larga de lo esperado; o el aumento de la rivalidad China-EEUU.

Asia, con la excepción de China, ha completado su apertura post covid-19 y ha extenuado este año las oportunidades “fáciles” de crecimiento, esperándose que las condiciones financieras continúen “ajustadas” durante la mayor parte de 2023, salvo para la segunda economía mundial.

Así lo afirma la economista jefe para Asia-Pacífico de Natixis, Alicia García-Herrero, en una nota de la consultora en la que predice que Asia, excluyendo China, evolucionará el próximo año “en línea con las condiciones financieras globales, pudiendo soplar viento a favor si se debilita el dólar”.

“Esperamos que Asia, sin contar a China, ralentice su crecimiento al 3,1% en 2023. China, mientras, aumentará su crecimiento del 3 al 5,5%”, predice García-Herrero.

Tal “rápido aumento” se debe principalmente a la relajación de la política de cero covid por parte de Pekín, que la experta cree que propiciará un incremento de los servicios locales y, “posiblemente, aunque no a tanta velocidad, del turismo”.

En cuanto a los posibles riesgos, “el más relevante es un potencial revés de la apertura y la relajación de las políticas de cero covid de China”, anota la economista.

Asimismo, subraya como segundo obstáculo para el crecimiento regional una “guerra en Ucrania más larga de lo esperado”, por su impacto en los precios energéticos y alimenticios y, como tercero, un aumento de la rivalidad China-EEUU que “genere una nueva crisis en el estrecho de Taiwán y empuje al resto de Asia a elegir bandos”.