Desde el Colegio de Controladores Aéreos de Chile plantearon su preocupación porque, a juicio de ellos, no se han adoptado las medidas necesarias ante el incremento de los vuelos comerciales.

Lo anterior, asegura, podría traducirse en complicaciones que pueden poner en riesgo la seguridad aérea, según señalaron a través de un comunicado.

“Cada año es más estresante y complejo gestionar el tránsito aéreo con los problemas de comunicaciones y gestión del prevuelo que esto involucra”, sostiene el presidente de la entidad, Jorge Caro Gálvez.

Tras la finalización del periodo de alta demanda, desde la organización que agrupa a quienes se encargan de gestionar las rutas aéreas, aseguran que le llegada de aerolíneas “low cost” se ha traducido, como era previsible, un gran aumento en la cantidad de pasajeros que utilizan el avión como medio de transporte.

“Esto ha representado un incremento de alrededor de 10,5% de las operaciones (aterrizajes y despegues) en el aeropuerto Arturo Merino Benítez para los meses de enero y febrero, llegando en febrero sobre un 14%”, acotó Caro, de acuerdo al texto.

Propuestas de mejora

Desde el Colegio de Controladores proponen una serie de medidas que permitan mejorar la seguridad y bajar los niveles de estrés.

En ese sentido, proponen un adecuado control de itinerarios que involucre al proveedor de servicios aeroportuarios, así como de las compañías aéreas y de los organismos gubernamentales que se desempeñan en los aeropuertos (SAG, PDI, Aduanas y DGAC).

También piden más inversión en infraestructura horizontal (terminales) y vertical (espacio aéreo), de la mano con la llegada de tecnología que apunte a subsanar las deficiencias ante el aumento de los vuelos.

“Es necesaria la adquisición de un nuevo sistema de visualización de los sensores radar, una redundancia de las comunicaciones y en el transporte de señales que nos permita enfrentar con altos niveles de confiabilidad el proceso de otorgar seguridad a las operaciones aéreas”, aseguran.

También afirman que hace falta inversión en capital humano, que se traduzca en jornadas laborales más justas de acuerdo al servicio que entregan los profesionales del área.

Lo anterior, acompañado de capacitación y entrenamiento adecuado para quienes se sumen y para los que ya trabajan en los aeropuertos del país como controladores.