¿Estarán vivos los computadores del futuro? Así lo creen algunos científicos, que ya están trabajando para hacerlo realidad mezclando hongos con circuitos.

Parece sacado de ciencia ficción, y visualmente recuerda imágenes de Last of Us, pero estos computadores hechos a partir de hongos son reales y han logrado avances que hace no mucho fueron mera especulación. El bien nombrado Laboratorio de Computación Poco Convencional de la Universidad del Oeste de Inglaterra (UWE Bristol) demostró ya el funcionamiento rudimentario de una placa madre que opera tanto con sistemas electrónicos como con fungos.

El excéntrico laboratorio encabezado por el profesor Andrew Adamatzk está dando estos pasos, para hacer funcionar computadores a partir de equipos con criaturas vivientes. E incluso se ve así. Su hasta ahora producto estrella, una placa madre ya funcional, parece que tuviera vida propia con las masas ramificadas expandiéndose por sus circuitos.

"Lo que hago es mezclar cultivos de micelio con cáñamo o con virutas de madera y las dejo en cajas de plástico cerradas, y le permito al micelio colonizar el sustrato, hasta que todo se ve blanco", explica el científico. "Entonces insertamos electrodos y registramos la actividad eléctrica. Entonces, mediante la estimulación, se convierte en actividad eléctrica y obtenemos la respuesta.

Sin embargo, aunque el lenguaje binario es lo común en esta área, experimentos como éste así como los avances en computación cuántica -y otros igual de interesantes con células cerebrales-, apuntan también a trascender los "ceros" y "unos".

Asimismo, descifrar el lenguaje de los fungos podría permitir a los científicos "conectarse a la wood wide web" y estudiar el estado de los ecosistemas por este medio, y mejorar con ella los sistemas informáticos de la humanidad.

Ya previamente habían demostrado que los hongos pueden comunicarse mediante señales electrificadas, siendo el micelio capaz de transmitir y recibirlas, así como retener memoria.

Aunque los "computadores hongos" no tienen la potencia y desempeño de los sistemas convencionales, sí exhiben otros beneficios que motivan a los científicos a avanzar en este camino. Pueden por ejemplo repararse a sí mismos, reconfigurarse mediante el propio crecimiento, y ocupan mucha menos energía que un equipo convencional.

"Ahora mismo son sólo estudios de factibilidad. Acabamos de demostrar que es posible implementar computación, circuitos lógicos y electrónicos básicos con micelio. A futuro, podremos hacer crecer computadores y dispositivos de control con micelio más avanzados", anticipó Adamatzky.