La ceniza que ha cubierto Tonga es ácida pero no venenosa, destacan los expertos. De hecho, han aconsejado a las personas seguir bebiendo de sus suministros de agua de lluvia, aunque haya caído algo de ceniza, lo único diferente el agua será más ácida y salada.

La gente de todo el mundo observó con asombro las espectaculares imágenes por satélite de un volcán submarino que entraba en erupción en una gigantesca nube en forma de hongo en el Pacífico. Ahora, muchos se preguntan cómo sucedió, por qué la explosión fue tan grande, cómo el tsunami resultante viajó tan lejos y qué pasará después.

Los científicos neozelandeses Shane Cronin, profesor de vulcanología de la Universidad de Auckland, y Emily Lane, experta en tsunamis del Instituto Nacional del Agua y la Atmósfera, ayudan a explicarlo en artículo escrito para The Conversation.

Una breve erupción

La erupción del sábado fue increíblemente explosiva pero también relativamente breve. El penacho volcánico -mezcla de fragmentos volcánicos y gases de alta temperatura- se elevó en el aire más de 30 kilómetros, pero la erupción duró solo unos 10 minutos, a diferencia de algunas grandes erupciones que pueden prolongarse durante horas.

Cronin comentó que la potencia de la erupción del volcán Hunga Tonga Hunga Ha’apai se encuentra entre las mayores del mundo en los últimos 30 años, y que la altura de la columna de ceniza, vapor y gas era comparable a la enorme erupción del Monte Pinatubo en 1991 en Filipinas, que mató a varios cientos de personas.

Explosión del magma

Erupción volcán submarino
Deutsche Welle

El magma del interior del volcán estaba sometido a una enorme presión y tenía gases atrapados. Una fractura en la roca indujo probablemente una caída repentina de la presión, lo que permitió que el gas se expandiera e hiciera estallar el magma.

Gran explosión, gracias a una profundidad “óptima”

El profesor de la Universidad de Auckland detalló que el cráter se encontraba a unos 200 metros por debajo de la superficie del mar, una especie de profundidad “óptima” para una gran explosión en la que el agua del mar se vierte en el volcán y se convierte instantáneamente en vapor, añadiendo a la rápida expansión y energía de la explosión.

A mayor profundidad, la presión adicional del agua habría ayudado a contener la erupción.

Tsunami en todo el pacífico

Muchos científicos se sorprendieron de que una sola erupción pudiera producir un tsunami en todo el Pacífico de aproximadamente 1 metro que destrozó barcos en Nueva Zelanda y causó un derrame de petróleo y dos personas ahogadas en Perú.

Lane afirmó que los tsunamis en todo el océano suelen ser provocados por terremotos que se extienden a través de grandes áreas y no por un solo volcán, esencialmente un pequeño punto en el océano.

Onda expansiva da dos veces la vuelta al planeta

La científica agregó que otros factores pueden haber estado en juego, como el colapso de un flanco submarino del volcán y el desplazamiento del agua.

Una teoría interesante es que la onda expansiva del volcán, que dio dos veces la vuelta al mundo, podría haber dado más fuerza a las olas del tsunami.

Tsunami poco destructivo

Otro misterio es por qué el tsunami no fue mayor y más destructivo en Tonga, que se encuentra casi encima del volcán. “Esa es la pregunta del millón”, dijo Cronin. “Viendo las imágenes hasta ahora, el nivel de devastación es menor de lo que me temía“.

Hasta el miércoles, las autoridades habían confirmado tres muertes en Tonga, y seguía preocupando la situación de los habitantes de algunas de las islas más pequeñas más afectadas. Decenas de casas fueron destruidas.

La experta en tsunamis expicó que los tonganos al menos recibieron alguna advertencia, tanto por el aumento de la actividad en el volcán el día antes de la erupción como por el increíblemente fuerte estruendo cuando entró en erupción, pero antes de que llegara el tsunami, lo que permitió a muchos luchar por un terreno más alto.

Además agregó que los arrecifes, las lagunas y otras características naturales también pueden haber protegido partes de Tonga, mientras que amplifican las olas en ciertas áreas.

Ceniza no venenosa

La ceniza que ha cubierto Tonga es ácida pero no venenosa, destacó el vulcanólogo. De hecho, ha aconsejado a los responsables del Pacífico que la gente puede seguir bebiendo de sus suministros de agua de lluvia, aunque haya caído algo de ceniza, lo que hará que el agua sea más ácida y salada.

A su vez aseguró que era cuestión de aplicar la prueba del gusto y que, si el agua escaseaba, sería mejor beber agua contaminada por la ceniza que agua estancada que podría estar contaminada con bacterias.

Ceniza haría a Tonga más fértil

Nueva Zelanda y otros países están tratando de hacer llegar agua y otros suministros a Tonga lo antes posible.

Y el experto en volcanes informó que todo el suelo de Tonga proviene de la ceniza volcánica y que el último vertido de ceniza se lavaría rápidamente en él y haría a la isla más fértil.

Sin enfriamiento global

Las grandes erupciones volcánicas pueden provocar a veces un enfriamiento global temporal, ya que el dióxido de azufre se bombea a la estratosfera.

Pero en el caso de la erupción de Tonga, las mediciones iniciales por satélite indicaron que la cantidad de dióxido de azufre liberada solo tendría un efecto minúsculo, tal vez de 0,01 grados Celsius de enfriamiento medio global, dijo Alan Robock, profesor de la Universidad de Rutgers.

¿Qué esperar a continuación?

Isla tonga
Deutsche Welle

Cronin prevé dos escenarios principales para el volcán.

El primero es que se haya agotado por ahora y que se calme durante los próximos 10 a 20 años mientras el magma regresa lentamente.

El segundo escenario es que el nuevo magma suba rápidamente para reemplazar el que explotó, en cuyo caso podría haber erupciones continuas.

No obstante, cree que las grietas y fisuras causadas por la gran explosión del sábado permitirán que salga más gas, y las erupciones posteriores no serán tan grandes, al menos por ahora.

Tanto Cronin como Lane están de acuerdo en que es necesario mejorar la vigilancia del volcán –y de otros en Tonga– para ayudar a predecir mejor los acontecimientos futuros.