El lunes 7 de octubre el Premio Nobel de Medicina fue entregado a dos estadounidenses y un británico, cuyas investigaciones sobre la adaptación de las células a los niveles variables de oxígeno abren perspectivas en el tratamiento del cáncer y la anemia.

Los investigadores estadounidense William Kaelin y Gregg Semenza y el británico Peter Ratcliffe fueron premiados por sus investigaciones “que revelan los mecanismos moleculares producidos en la adaptación de células al aporte variable de oxígeno” en el cuerpo”.

Semenza, de 63 años, dirige el programa de investigación vascular en el John Hopkins Institute de investigación sobre ingeniería celular. Y uno que lo conoce bien es el chileno Sergio Rey-Keim, quien se desempeña como profesor Asistente en el University College Dublin School of Medicine de Irlanda.

En conversación con el sitio FayerWayer, Rey-Keim se refirió a las implicancias del Nobel que obtuvo el Dr. Semenza junto a sus colegas Kaelin y Ratcliffe.

“Como para cualquier persona que trata de aguantarse la respiración por unos segundos, el oxígeno es fundamental para la vida humana y de todos los animales complejos en nuestro planeta”, explicó.

En ese sentido, el investigador nacional destaca que los expertos descubrieron “cómo una proteína llamada HIF-1 es capaz de actuar como una especie de ‘llave de paso’ que controla el uso del gas (en este caso el oxígeno), para regular la energía en las células que componen nuestro organismo”.

En tanto, el chileno detalló que el descubrimiento de HIF-1 ha permitido entender cómo las células responden a la falta de oxígeno para así poder sobrevivir. Pero no sólo eso, ya que además mencionó que HIF-1 tiene un rol fundamental en el funcionamiento del organismo.

Por su parte, Rey-Keim indicó que conoce al Dr. Semenza desde 2007, año en que el estadounidense lo aceptó como investigador postdoctoral después de haber finalizado sus estudios de Medicina y doctorado en Ciencias Médicas en la Universidad Católica.

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En la entrevista, el profesor Asistente en el University College Dublin School of Medicine contó que tiempo después el Dr. Semenza le confesó que había sido admitido debido a su testarudez. En aquel entonces, eran cientos de solicitudes las que el investigador recibía para poder trabajar junto a él.

“Aparentemente yo fui el más porfiado en esa época, porque después de insistir e insistir, me dijo en inglés: “I give up, Chile wins…” (Me rindo, Chile gana), mientras hacia el gesto como si estuviera ondeando una bandera blanca”, contó el chileno.

“Viajé a Baltimore, Maryland a la Universidad Johns Hopkins en abril de 2007 y trabajé con él hasta el final de 2011; posteriormente fui aceptado en el laboratorio del Dr. Bert Vogelstein, quien es uno de los investigadores en Cáncer más importantes del mundo y otro serio contendor al Premio Nobel en Medicina o Fisiología”, añadió.

Rey-Keim agregó que junto al norteamericano han escrito doce trabajos, detallando que su foco es comprender cómo esta “llave de paso” llamada HIF-1, que controla el consumo de oxígeno, podría abrirse para mejorar el oxígeno en los músculos sujetos a obstrucción del flujo sanguíneo.

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“Por el contrario, en el caso del cáncer, necesitaríamos cerrar la llave, de modo de asfixiar a las células malignas, tratando de afectar al mínimo los tejidos normales”, precisó.

Cabe destacar que Semenza, Kaelin y Ratcliffe recibirán el 10 de diciembre una medalla de oro, un diploma y un cheque de 9 millones de coronas (más de 658 millones de pesos chilenos), cifra que será repartida.

El 10 de diciembre es la fecha aniversario de la muerte del inventor sueco Alfred Nobel, quien instituyó estos premios y que donó su inmensa fortuna a una fundación que lleva su nombre.

En 2018, el premio de medicina fue para el estadounidense James P. Allison y el japonés Tasuku Honjo por sus investigaciones sobre la inmunoterapia, que se revelaron particularmente eficaces en el tratamiento contra los cánceres virulentos.