La sonda japonesa Hayabusa2 logró posarse la noche de este jueves sobre el asteroide Ryugu, situado a más de 300 millones de kilómetros de la Tierra, un breve contacto destinado a recopilar muestras del terreno de este cuerpo interestelar para saber más sobre la formación de nuestro sistema solar.

Como estaba previsto, la sonda aparentemente se posó solo durante unos segundos sobre el asteroide.

Según datos de la sonda, Hayabusa2 mostró cambios de velocidad y dirección, lo que indica que aterrizó en el asteroide y regresaba a su posición orbital, según funcionarios de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (Jaxa).

En imágenes difundidas por internet se pudo ver a ingenieros de la Jaxa vigilando con nerviosismo desde la sala de control la información previo al aterrizaje, antes de romper en aplausos de alegría cuando la sonda dio una señal positiva.

“Estoy realmente aliviado. El tiempo pasó muy despacio hasta el aterrizaje. Fue bien, estamos muy contentos”, dijo Makoto Yoshikawa, unos de los responsables de la misión, en una primera conferencia de prensa.

La Jaxa aún debe analizar diversos datos para proporcionar los detalles de la operación, pero “confirmamos que la sonda se posó sobre Ryugu y creemos que hicimos un trabajo perfecto”, celebró ante la prensa otro miembro de la agencia.

Hayabusa2 “regresó, como estaba programado, a su posición orbital alrededor de Ryugu y envió las primeras indicaciones que muestran que se produjo el contacto con el asteroide”, añadió.

El descenso de Hayabusa2 a Ryugu comenzó el jueves a las 13:15 de Japón (01:15 de Chile), con retraso, pero la sonda entró en contacto con el asteroide casi una hora antes de lo anunciado la mañana del viernes, anunció la Jaxa, que gestiona esta delicada misión con extrema prudencia.

El asteroide Ryugu está situado a unos 340 millones de kilómetros de la Tierra, lo que explica que se requiera un poco de tiempo hasta que los datos lleguen al centro de control de la misión.

Está previsto que se celebre una segunda rueda de prensa a lo largo de la jornada para proporcionar más detalles sobre la operación.

Nube de polvo

Ahora habrá que esperar varios días para tener la certeza de que se recopilaron correctamente muestras del terreno. Esta operación debía realizarse a través de un procedimiento mecánico de impacto de una masa (en este caso, una especie de bola) para crear una nube de polvo que un dispositivo aspiraría y guardaría en una cápsula.

La aventura de Hayabusa2, de un costo de alrededor de 30.000 millones de yenes (270 millones de dólares), comenzó el 3 de diciembre de 2014, cuando la sonda inició un largo periplo de 3.200 millones de kilómetros, y su odisea está lejos de terminar.

La sonda necesitó exactamente tres años y 10 meses para llegar a su destino: en junio de 2018 se estabilizó a 20 kilómetros de Ryugu, un asteroide muy antiguo en forma de diamante.

Se cree que el asteroide cuenta con grandes cantidades de materia orgánica y agua de hace unos 4.600 millones de años, cuando se creó el sistema solar.

En octubre se lanzó hacia el asteroide un pequeño robot franco-alemán, Mascot, que trabajó más de 17 horas para analizar la composición de la superficie de este cuerpo rocoso primitivo, con la esperanza de comprender mejor la formación del sistema solar.

El objetivo de la misión es contribuir a ampliar los conocimientos sobre el entorno espacial “para entender mejor la aparición de la vida en la Tierra”, según la Jaxa. Se espera que Hayabusa2 regrese a la Tierra en 2020.

La agencia japonesa ya llevó a cabo una misión similar, Hayabusa, en el asteroide Itokawa, que permitió recabar polvo de este pequeño cuerpo tras innumerables peripecias. La misión acabó considerándose un éxito, y la sonda se convirtió en un ejemplo de temeridad.