Justo cuando muchos gobiernos suponían que la pandemia Covid-19 ya comenzaba a frenarse, una nueva ola de contagios, muertes y síntomas ha llegado con peligros más graves que los que conocíamos. Pareciera que el virus regresaba con rabia.

De partida, ahora parece que no es sólo el aparato respiratorio el que se deteriora y provoca la muerte. Las evidencias obtenidas por las autopsias de las víctimas fatales parecen indicar que en realidad lo que mata a los enfermos es un colapso del sistema nervioso central, que paraliza la respiración.

Peor aún, un informe entregado por la BBC de Londres, dice los análisis médicos señalan que el coronavirus invade el cerebro, los fluidos sexuales, el tracto digestivo y los riñones, y al parecer tiene efectos que perduran incluso cuando el enfermo parece recuperado.

En cuanto a la propagación de la pandemia, se ha detectado también que el virus es transportado y puede contagiar a través de alimentos congelados, y en el agua de ríos, lagos, o incluso de piscinas insuficientemente cloradas.

Prácticamente todos los gobiernos que estaban aventurándose suspender las cuarentenas y demás restricciones ahora están reaplicándolas con mano dura, y países más lerdos, como Colombia, están ahora frente a un calamitoso aumento de los contagios.