Un misil barato, de sólo de 50 mil dólares, fabricado en Irán con tecnología aportada por Rusia y China, pero adaptada por técnicos iraníes, el jueves por la noche derribó un súper dron espía de 120 millones de dólares, de la marina norteamericana, hecho con tecnología estadounidense que, supuestamente, decía que ese dron “no podía ser derribado”.

Suena raro, ¿verdad?… Pero todo el asunto es raro. Es estrafalario. Casi, casi, es cómico. Veamos los hechos netos.