Una relación interesante, valiosa y, más de una vez, controvertida han tenido la literatura y el cine, luego que subieran a la pantalla grande destacados títulos de novelas y obras de teatro.

Uno de los autores que ha tenido esta experiencia es el dramaturgo inglés William Shakespeare (1564-1616), ya que en 1912 se registra la primera adaptación al cine de una obra suya.

Esa vez, el director James Keane puso en la pantalla grande la violenta historia de “Ricardo III”, el monarca que arrasó con todo en su ambición de llegar al poder y el deseo de vengarse.

A su juicio, su entorno familiar y social lo discriminaba por tener un cuerpo deforme, además de estar fuera de la línea inmediata de sucesión en el trono.

Algunos consignan que esta película del cine mudo fue restaurada con música del compositor Ennio Morricone.

Realidad y mito

El perfil de este rey, basado en hechos reales y mitos, una vertiente igualmente válida en la historia, se debe a la descripción que Shakespeare hizo en la obra, en 1592.

Lo describe como tirano, asesino, ambicioso y cruel jorobado, sin saber que siglos después una autopsia con carbono 14 identificaría sus restos junto con afirmar que sólo sufría de escoliosis.

En la misma galería mítica descansa el famoso grito la afamada frase que Ricardo III habría lanzado al aire cuando, derrotado, en tierra y a punto de morir gritó: “¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!”.

Otra versión cinematográfica de Ricardo III, de 1955, encabezada por Laurence Olivier y Anthony Bushell, fue elegida como la mejor cinta de ese año en Inglaterra.

Siglos después

Amor, avaricia, traición, crueldad, homicidio, confrontación, usurpación como también mitos, leyendas, reflexión filosófica, imaginación e historia están presentes en las tragedias, comedias y dramas de Shakespeare.

Su trascendencia se debe a que llevó al teatro su aguda y profunda mirada a las grandes pasiones y conductas del ser humano y su relación con el entorno y el poder.

El interés que aún despierta “Ricardo III” tal vez se deba a que es un personaje que, como ningún otro, sintetiza con mayor intensidad la contradicción entre la fuerza y la debilidad inherentes al ser humano.

Casi a fines del siglo XX se filmó “Looking for Richard” (“Buscando a Ricardo III”), rodada en Nueva York en 1996, dirigida e interpretada por Al Pacino, en el rol de Ricardo III y de él mismo, junto a actores y actrices como Kevin Spacey, Alex Baldwin y Winona Ryder.

Esta cinta documental, además de proponerse desentrañar las numerosas capas de una personalidad tan controvertida y rica en matices sicológicos y políticos, y su relación con el poder, busca también subrayar la importancia de Shakespeare en la cultura popular de hoy.

Otras obras de la extensa lista de títulos de Skakespeare llevadas al registro audiovisual son:

Otelo” (1922), de Dimitri Buchowetzki; ídem (1952), de Orson Welles; ídem (1965) de Stuart Burge.; ídem (1995), de Oliver Parker.

La fierecilla domada” (1929), de Sam Taylor (EE.UU.); “La mujer indomable” (1967), de Franco Zeffirelli.

Sueño de una noche de verano” (1935), de William Dieterle y Max Reinhardt; ídem (1968), de Peter Hall; ídem (1999), de Michael Hoffman.

Romeo y Julieta” (1936), de George Cukor; ídem (1968), de Franco Zeffirelli; ídem (1954), de Renato Castellani; ídem (1966,) de Paul Czinner; ídem (1966), de Baz Luhrman (con Leonardo Di Caprio), film que instala la acción en la sociedad contemporánea, con helicópteros y pandillas juveniles armadas, manteniendo el texto original.

Macbeth” (1948), de Orson Welles; ídem (1971), de Roman Polanski; ídem (2015), de Justin Kurzel.

Hamlet” (1948), de Laurence Olivier (Oscar: mejor película, actuación, dirección artística y vestuario); ídem (1969), de Tony Richardson; ídem (1990), de Franco Zeffirelli; ídem (1996), de Kenneth Branagh; ídem (2000), de Michael Almereyda; ídem (2003), de Herbert Frisch (terror).

Julio César” (1953), de Joseph Mankiewicz; ídem (1970), de Stuart Burge.

Trono de sangre” (1957), de Akira Kurosawa

El mercader de Venecia” (1973), de Jonathan Miller y John Sichel; ídem (2004), de Michael Radford (con Jeremy Irons y Al Pacino)

Ran” (1985), de Akira Kurosawa, basada en “Rey Lear”