“La música está de vuelta”. Con esta afirmación, Ricardo Arjona echó a andar la etapa promocional de su nuevo álbum, Blanco y Negro, uno que pretende marcar un quiebre en su discografía y que fue grabado en los míticos estudios de Abbey Road.

Con guiños a The Beatles e inspirado por su rechazo a la hegemonía de la “música urbana” de la industria, el guatemalteco optó por girar al lado contrario de la tendencias mundiales, en lo que se deja entrever, desde ya, como una de las producciones más enigmáticas de su carrera.

“Me aburrí de la industria. Es demasiado predecible. Todos hacen lo mismo, los mismos trucos, la misma hipocresía, los mismos caminitos. No me gusta lo que veo”, comentó el intérprete, en un video viralizado en redes sociales donde explica a sus fans esta nueva etapa.

Luego, lanza un duro dardo a sus colegas, con no menos razón: “No quiero sumarme a la inmensa lista de enemigos de clóset de reguetón, que hablan patrañas de ellos pero suplican por un dueto”, dijo en su estilo.

Blanco y Negro, aún sin fecha de lanzamiento, se perfila como un álbum doble y, de acuerdo al relato del propio Arjona, mucho más oscuro que sus predecesores y ajeno totalmente al reguetón y sus derivados.

“Yo respeto los géneros (musicales) y aplaudo sus logros, pero también respeto mi dignidad. Juego a mi mundo, a mi universo, a hacer lo mejor que sé hacer sin importarme lo que pasa. De eso se trata para mí. Nada más”, agregó el cantautor de 56 años.

En tonos blanco y negro y con una que otra reflexión existencialista, Arjona ha compartido imágenes suyas recorriendo Londres y grabando el disco en Abbey Road, a modo de previa de sus primeros singles.

Entre sus fans, aún reina la incertidumbre: ¿Cuál será el resultado de esta nueva provocación? ¿Significará un cambio radical en su carrera? Arjona, por su parte, juega al misterio: “La música está de vuelta”, dice.