La película de Niles Atallah (“Lucía”) es una estimulante experiencia que nos introduce en un mundo fantasioso compuesto de historia, mitología, sueños, desvaríos, experimentación inmersos en una estética hermosa y sutil para mostrar al “Rey de la Araucanía”, la confrontación de culturas tan disímiles como la Mapuche, la chilena y la francesa, y explorar cruces entre cine, cine histórico, documental y experimentación.

“Rey” reconstruye el viaje y los periplos de Orélie Antoine de Tounens (Francia 1825-1878) en Chile, la Araucanía y La Patagonia en su sueño e intento por transformarse en rey. Rey de la Araucanía. El rey de “el futuro imperio, de la nueva Francia”.

La propuesta de Atallah es novedosa, profunda, poética (en textos, imágenes y música), experimental, y puede “leerse” desde diversos ángulos, con distintas profundidades. Un puro goce estético o desentrañar los significados simbólicos son sólo algunos. Aquí presentamos algunos de ellos.

La historia

“Rey” presenta la historia en Chile (y la Araucanía) de Orélie Antoine de Tounens (Rodrigo Lisboa), en especial su segunda venida al territorio mapuche, donde con la ayuda del guía chileno Juan Bautista Rosales (Claudio Riveros) y, de acuerdo a la versión de Tounens, la compañía de dos franceses (Lachaise y Desfontaines) quería establecer el Reino de la Araucanía y La Patagonia y del juicio que le siguen las autoridades chilenas, donde es encontrado culpable y condenado al exilio.

La historia se presenta en cinco capítulos (El cautiverio, El juicio, La traición, La fiebre y El exilio) y un epílogo (El Apocalipsis), en los que se van entremezclando los tiempos y los relatos de Orélie y de Rosales.

"Rey"
“Rey”

Orélie Antoine de Tounens sostenía que La Araucanía no era parte de Chile, basado en el Parlamento o Tratado de Quilín (Quillín o Quillén) con los españoles (1641) como en la falta de presencia de autoridades chilenas en ese territorio.

“¿Dónde están los chilenos?”, pregunta Orélie en un momento, al tiempo de arengar a los mapuche: “¡Esta tierra es suya y tienen que defenderla!”

Los temas

Paralelo al relato de los hechos, “Rey” va presentando una serie de temas, como las diferencias culturales entre mapuches, chilenos y franceses, la fuerza de los sueños, el desvarío y la locura, entre otros.

Notables resultan los intentos de crear un reino que de autonomía y consistencia a la “Araucanía y La Patagonia”, unificando al pueblo mapuche, pero desde una óptica europea, francesa en particular, promoviendo una dinastía hereditaria con un rey francés, con ministros y una constitución. Es decir, con una contradicción de base con la cultura mapuche.

Por otro lado, es muy interesante el personaje del guía Juan Bautista Rosales (con gran actuación de Claudio Riveros), un hombre de campo simpático, ladino, que se mofa de los desconocimientos de Orélie por ser extranjero, cínico, supersticioso, inseguro, miedoso, alcohólico, “fiel a la patria” y traidor al francés. Una síntesis de cierto personaje local…

Esas características resaltan en plenitud es sus contrastes con la personalidad y forma de ser de Orélie Antoine de Tounens (un soñador entre lúcido y demente) como con la formalidad y mentalidad del “Estado de Chile”, expresados de manera aguda en el juicio tanto en el acusador como en el juez. Ahí, la formalidad y la búsqueda de una solución formalmente aceptable y pragmática -más allá de la ley- son una metáfora de las instituciones que “funcionan” (“a la chilena”).

“Rey” también pone en cuestión lo que es la historia, los hechos, sus diversas interpretaciones y lo que pasa con los vacíos, con lo que falta. Niles Atallah lo hace en forma explícita incorporando secuencias documentales y de cine, obviamente muy posteriores, como son escenas de la Primera Guerra Mundial o de barcos de principios del s XX.

La estética

“Rey” juega y experimenta con material intencionalmente deteriorado para dar colores y texturas (como cintas rayadas y “quemadas”) que generan esos ambientes de documentos históricos, pasados, de otros tiempos. O que es intencionalmente intervenido, o que parece como esas antiguas fotos coloreadas. Todo ello mezclado con fotos y filmaciones rescatadas de películas o de archivos antiguos. El resultado son ambientes donde siempre se duda sobre qué es realidad y qué es sueño, invención, imaginación, engaño, desvarío o locura.

"Rey"
“Rey”.

Un contrapunto notable es el logrado entre imágenes y música. Entre la estética visual que rememora fines del s XIX y principios del XX con una música (a cargo de Sebastián Jatz) mínima y muy contemporánea compuesta en general por notas de piano (antiguo y, a oídos de lego, desafinado), de percusión (cultrún) y violín.

A lo anterior se suma el lenguaje, donde se mezclan el español (y el chileno), con el francés y leguas originarias (en especial mapudungun). Entre todos estos elementos (imagen, lenguajes y música), se logra una película que remite a un pasado lejano (mediados del s XIX) pero con una mirada muy contemporánea.

Simbología

Rey convoca muy diversas estéticas y simbolismos. Más allá del parecido entre Rodrigo Lisboa y el personaje histórico, es imposible no hacer asociaciones entre este Orélie y Jesús, tanto por su fisionomía (pelo y barbas oscuros y crecidos, tez blanca), sus posturas y miradas, como cuando es coronado, con un paralelo con la corona de espinas. Surgen de la memoria varias imágenes y cintas sobre Jesús. También es posible recordar película La Misión.

Rey juega con los sentidos de lo documental, el cine histórico, la experimentación, lo simbólico, religioso, mitológico para crear una atmósfera cautivante y absorbente donde sueño y realidad se confunden.

Rey es CINE, así, con mayúsculas (aunque probablemente la vea poco gente). Un goce visual, auditivo, mental y espiritual. Una cinta que trasciende.