VER RESUMEN

Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

El Teatro Nacional Chileno presenta una impactante versión de "Romeo y Julieta" que actualiza el clásico de Shakespeare con un enfoque contemporáneo. Bajo la dirección de Cristián Keim, los actores Kai Berg y Konstanza Villalobos destacan en sus roles, transmitiendo credibilidad y firmeza. La propuesta incluye elementos musicales en vivo, danza y un vestuario que refleja una estética moderna. La obra aborda temas como el amor adolescente y la violencia del poder, manteniendo la vigencia de la trama original. Esta adaptación ha generado controversia en el mundo feminista por ciertas alusiones machistas, pero busca promover la solidaridad y el respeto en una sociedad dividida.

Un intenso aire adolescente y juvenil recorre la versión teatral que de Romeo y Julieta hizo el Teatro Nacional Chileno (TNCH) de la Universidad de Chile.

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

Intenso en el accionar escénico, donde el pulso musical estimula cuerpos y palabra, como también suficiente en su densidad poética, popular y artística para dar cuenta de un clásico universal capaz de cruzar el tiempo y la distancia, y mantenerse vigente.

Esta vez, cambiando lo que hay que cambiar, conserva y proyecta los valores y contradicciones más esenciales de los seres humanos que Shakespeare sintetizó en esta tragedia que protagonizan adolescentes que no se someten a lo establecido.

Universo múltiple

Romeo y Julieta muestra a dos enamorados con sus corazones completamente abiertos a la intemperie afectiva. Amor y fragilidad que colisionará de manera directa con la violencia del poder, del odio y del sin sentido que manipulan Estado, familias y personas.

Él (Kai Berg), un adolescente fuerte, atrapado en un sentimiento sublime que lo arrolla y aleja de la vida real.

Ella (Konstanza Villalobos), una niña que no esconde sus 14 años de edad, decidida, consciente y con iniciativa. Ambos dejan en escena una sólida y sincera sensación de credibilidad y una estela de firmeza en su desempeño.

En esta propuesta que tiene aristas de gran producción escénica, lo musical y sonoro es el líquido amniótico que envuelve el amplio universo popular que la obra construye con la dirección de Cristián Keim.

Un perfil que se desarrolla con canciones y letras propias, lo instrumental interpretado en vivo por el elenco, baile y coreografías asociadas a la danza. Son recursos que, instalados de manera permanente e incidental, describen la fisonomía artística y contemporánea de esta versión.

También forman parte de este universo lenguajes que cohabitan en alusión a diversos estratos socio-culturales. Uno, popular, sencillo, cotidiano y cercano, y otro más tradicional.

Aquí es fundamental el trabajo del dramaturgo Tomás Henríquez: su objetivo como dramaturgista fue acercar el texto al público actual, mediante un lenguaje con las formas y usos del habla de hoy, manteniendo la carga poética original.

Romeo y Julieta, foto de Felipe Poga

Batalla del amor

El universo que envuelve la historia en esta versión de Romeo y Julieta se asemeja a la fluidez de un líquido en los vasos comunicantes. Todo lo que ocurre como consecuencia del accionar de una familia se nivela con una respuesta del mismo rango y volumen.

A la agresión se suma la venganza; al insulto, una réplica despreciativa; al odio se responde con la muerte… De este modo, se equilibra el sistema social, pero como la presión que se ejerce es creciente, el estallido será inevitable.

En tanto, el amor de Romeo y Julieta sigue su marcha paralela, estimulada por la revolución biológica que viven sus cuerpos, el deslumbramiento frente a la belleza y el deseo de elevarse de la rutina y sentimientos inútiles y no ser subsumidos por el poder del Estado y de las familias.

Romeo y Julieta, foto de Felipe Poga

Lo erótico y servil

Entre las opciones de esta versión, lo erótico también tiene un espacio, acotado, pero bien marcado, en escenas que protagonizan personajes juveniles en diferentes niveles, enfrentamientos y diálogos.

Esta arista proviene del trabajo del dramaturgista Tomás Henríquez al acoger aspectos que destacó la traducción de Pablo Neruda para el Romeo y Julieta que escenificó la compañía de la Universidad de Chile, en 1964, una de las tres versiones de la obra que tuvo a la vista durante los estudios comparativos que hizo.

La versión 2025 del TNCH también muestra que las archienemigas familias Montesco y Capuleto utilizan todo su poder en contra de la otra cada vez que convergen en algún sitio, lo que resulta lógico y comprensible.

Pero que sean los criados los más grandes defensores de la apariencia, riqueza y honor de su amos o patrones es mucho más impactante. Aunque sea incomprensible, más de cuatro siglos después que Shakespeare registrara en la obra esta conducta, el servilismo todavía se manifiesta y reproduce en la sociedad actual. Tal es la vigencia de este clásico del teatro universal.

Como ha dicho el dramaturgista, lo que originalmente propone la obra se actualiza haciendo que “las ideas puedan cambiar de forma, pero su sentido prevalece”.

Romeo y Julieta, foto de Felipe Poga

Frente a frente

Con la dirección de Cristián Keim, el elenco permanece casi los ciento diez minutos de la obra en escena, ocupando las sillas instaladas a ambos lados del escenario, como protagonistas y testigos de la historia.

También algunos actores y actrices ejecutan instrumentos a un muy alto nivel, compartiendo el espacio con los músicos que interpretan el material del compositor Alejandro Miranda.

Ya se había mencionado que la obra se mueve al ritmo del pulso musical. Sin embargo, es en la fiesta de los Capuleto donde eclosiona la estética contemporánea, a través de las melodías latinoamericanas que se interpretan y bailan.

Este ambiente de discoteca y baile de máscaras aporta momentos extendidos, con su cuota de humor, distensión y peligro, por la presencia de un Montesco en la casa enemiga, sin ser invitado. También es el escenario donde se conocen Romeo y Julieta, y se intensifica su pasión amorosa.

Como parte de diseño integral de esta producción, a cargo de Isidora Páez y Kristian Orellana, el vestuario ha acapara especial atención. Incluso, se percibe que a Romeo se le vistió pensando en la cultura gitana y/o rocanrolera.

También es positiva la valoración de las coreografías, en especial durante las escenas de peleas grupales, a cuya dinámica precisa y vital se agregan algunas reacciones de gran violencia, como cuando Romeo venga a su amigo Mercucio.

En conjunto, convocan, actualizan y dan energía vital contemporánea a este Romeo y Julieta, por lo que no es raro que el montaje sea percibido por realizadores y público como un concierto teatral.

Alusiones y realidades

La versión 2025 del texto de Shakespeare, escrito en 1597, provoca reacciones en el mundo feminista, por el machismo de algunas alusiones respecto del sexo y las mujeres, expresadas en contextos masculinos y de las costumbres.

Aunque pertenecen a un texto original que no se puede censurar, también forman parte de una obra que “hay que interrogar desde el presente”, han dicho los realizadores, y a un conjunto valórico en el que predomina la idea del amor.
En realidad, Romeo y Julieta está en cartelera para hablar de solidaridad y respeto al otro, en tiempos del brutal genocidio en Gaza a manos de Israel y de una sociedad chilena y planetaria, dividida por quienes se sienten pertenecer a una raza superior.

Romeo y Julieta, foto de Felipe Poga

Romeo y Julieta

Dramaturgia: William Shakespeare
Traducción: Pablo Neruda
Dirección: Cristián Keim
Elenco: Teatro Nacional Chileno (Jacqueline Boudon, Carmen Diza, Konstanza Villalobos, Kai Berg, Marco Rebolledo, Fernanda Pérez, Gabriel Muñoz, Gabriel Bastías, Vicente Soto, Alejandro Miranda)

Dramaturgismo: Tomás Henríquez
Composición musical: Alejandro Miranda
Diseño integral: Isidora Páez, Kristian Orellana
Diseño gráfico: Alonso Morales
Coreógrafo: Gonzalo Beltrán
Coach vocal: Nicole Vial
Fotografía: Felipe Poga
Video: Sebastián Cárez-Lorca
Gestión: Ana Laura Racz
Equipo técnico TNCH: Joaquín Riquelme, Hugo Hernández, Guillermo Cerón, Sebastián Chávez
Asistencia dirección: Catalina Rozas
Asistencia diseño: Florián Aguilar
Comunicaciones: Catarina Vásquez
Financia: Línea de Apoyo a Teatros Universitarios de Chile del MinCap
Producción: Teatro Nacional Chileno

Sala Antonio Varas, Teatro Nacional Chileno
Morandé 25, Santiago
Miércoles a sábado, 19:30 horas.
Entradas Todo público.
Hasta el 19 julio 2025.