“Cuando nos dimos cuenta que teníamos que temer a los terroristas, los misiles parecían el problema más pequeño”, recordó uno de los testigos del ataque de Hamás al festival Supernova Sukkot Gathering.

Nuevos testimonios sobre la masacre del festival de música Supernova Sukkot Gathering surgen a cuatro días del violento ataque de Hamás en territorio israelí, donde estiman que el atentado cobró alrededor de 260 víctimas fatales.

Raz Gaste, mánager de un contingente de artistas que se iba a presentar en el evento organizado por Universo Paralello (famosa firma de festivales brasileros), fue uno de los testigos de la avanzada del grupo terrorista, que primero bombardeó con misiles y luego irrumpió con tropas el desierto israelí.

“Hacia las 6:30 de la mañana empezamos a oír explosiones… Salimos del backstage y vimos un bombardeo total por todas partes. Eran cientos de cohetes y morteros volando desde todas partes y explosiones a nuestro alrededor”, recordó en diálogo con Billboard.

De acuerdo a Gaster, fue ahí cuando los guardias de seguridad recomendaron al público lanzarse al suelo con las manos sobre la cabeza. Minutos después, la instrucción cambió: “Los policías gritaron en los micrófonos: ‘OK, súbanse a sus autos y váyanse’”.

“En el momento en que los policías dijeron ‘váyanse ahora’, corrí… No esperé, porque sabemos qué es un ataque con cohetes. Tienes que actuar rápido”, agregó.

En ese momento, el representante estaba junto a otras personas (entre ellas, un cofundador de Universo Paralello, Juarez Petrillo), con quienes pudo escapar del lugar.

“Me puse a conducir muy rápido, sin detenerme para nada, incluso cuando caían misiles. Mi instinto me dijo que no me detuviera para refugiarme, que simplemente condujera… Manejamos tan rápido que ni siquiera sabíamos lo que estaba pasando”, apuntó.

Cuando encontraron refugio, se enteraron de aquello que no alcanzaron a divisar en la huida: “(Hamás llegó) con ametralladoras, RPGs, granadas, y simplemente masacraron a todos los que pudieron”. Los ataques, según otros testigos, duraron 20 minutos mediante motos, cuatriciclos y camiones.

“(Pedimos ayuda a) todos nuestros amigos que conocemos personalmente y que tienen armas de fuego y conexiones… La gente se escondía en zanjas, entre los arbustos, en el bosque, en cualquier lugar. Recibimos mensajes horribles de amigos que decían: ‘Por favor, ayúdennos, están disparando a las personas que están al lado nuestro’”, rememoró.

Según Billboard, se estima que aproximadamente 150 asistentes al festival están hoy desaparecidos.

Shelly Barel, artesana israelí, también fue testigo de los ataques. “En retrospectiva, entendí que los terroristas dispararon a los primeros autos (que salían), por lo que esos autos no podían moverse y el resto quedó atrapado detrás de ellos. Formaron un atasco para todos los que venían después. Fue una trampa mortal”, comentó.

“Cuando nos dimos cuenta que teníamos que temer a los terroristas, los misiles parecían el problema más pequeño”, añadió Barel, quien escapó en auto junto a su esposo.

“Decidimos ir lo más rápido que pudimos, a toda velocidad, y solo redujimos la velocidad en las curvas (…). Los cohetes caían a nuestro alrededor y en ese momento pensé que era el momento de decirnos ‘te amo’ y despedirnos”, recordó.