Daniela Gimena Russo, DJ y tatuadora argentina, asistió junto a un grupo de amigos al festival Supernova, el mismo que fue atacado brutalmente por Hamás.

En calidad de turista, la DJ argentina Daniela Gimena Russo fue una de las espectadoras del festival de música electrónica Supernova, que este fin de semana fue uno de los objetivos del brutal ataque sorpresa de Hamás en territorio israelí.

Russo, quien acudió al evento con un grupo de amigos, fue testigo presencial de la masacre perpetuada por los yihadistas, cuyas víctimas fatales han llegado a ser contabilizadas sobre las 260.

“Estoy bien, todavía no puedo entender bien lo que pasó. Me sentí como en una película corriendo por mi vida”, señaló la DJ y tatuadora de 36 años en diálogo con Infobae.

“Nos enteramos que tocaba un amigo mexicano y decidimos casi esa misma noche del viernes ir a verlo… No sabíamos que quedaba tan cerca de la Franja de Gaza. Llegamos pasadas la medianoche y todavía no había mucha gente. Era un lugar amplio al aire libre, cercado y en el fondo una plantación de olivos… Mucha gente llevó carpas y reposeras porque la fiesta pintaba para ser muy larga”, recordó.

Cuando empezó el ataque y los misiles encandilaban la noche, Daniela se movió al auto. “Nos sentamos en el coche y empezamos a ver como que se iluminaba el cielo. Primero pensamos que eran fuegos artificiales. Hasta que se corta la música y escuchamos una voz en hebreo que daba un mensaje que no entendimos”.

En ese momento exacto, milicias de Hamás invadían terreno israelí y se acercaban a las dependencias del festival. Una vez adentro, el caos se desató. “Empezamos a irnos en auto y cuando me comunico con mis otros amigos que estaban en otro coche nos gritan: ‘bajen del auto y corran’. Y así lo hice con mis dos amigos y el chico israelí que se nos sumó en el escape”, dijo.

Mientras corría, escuchó los primeros ataques. “De fondo se escuchaban disparos desde la zona en la que había sido la fiesta”, contó. Al rato, llegó con sus amigos a un búnker donde encontró refugio, pero luego desconfió de la seguridad del lugar.

“Con otras personas empezamos a correr por el campo. Se escuchaban disparos desde todos lados. A veces delante mío y otras detrás. En un momento perdí a un amigo que se quedó refugiado en una zona de bosques. Por suerte, después nos reencontramos en Tel Aviv. Cuando ya llevaba unos minutos corriendo se produce una explosión y un fogonazo. Después nos enteramos que habían atacado con granadas el galpón donde había estado refugiada al principio cuando salí de la fiesta”, dijo.

En sus cálculos, Daniela corrió sin dirección por el desierto durante cuatro horas, y en un tramo descalza. “Tenía unos borcegos que me había regalado mi hermana. Que los quería mucho. En un momento se le rompe la suela al zapato izquierdo. De hecho, tengo un esguince de tobillo que es la única herida que sufrí. Por un momento cargué los borceguíes, pero ya me pesaban tanto que los descarté en el medio del campo”.

“En un momento nos metimos en un campo de olivos y de ahí a un container en el que había otras 7 personas, algunas con heridas de bala. Ahí, una de las chicas era militar que estaba de franco y había ido a la fiesta. Mandó mensajes a sus colegas con la ubicación. Un rato después llegó el primer escuadrón de rescate que evacuó a los heridos. Y luego un par de camionetas para el resto de las personas que estábamos en ese refugio”, contó.

Tras recibir ayuda médica, Daniela regresó a Tel Aviv (aún descalza) sin entender qué había ocurrido. En Israel, fue asistida por una familia local. “Éramos como 15 dentro del hogar. Nos dieron agua, comida y hasta cargadores para los celulares. Así, llamé a mi familia en Argentina y le conté todo lo que había pasado. No sabían nada, sólo que estaba en Israel pero no se habían enterado que estuve en la fiesta”. Por el momento, sigue en Tel Aviv.