Esta pieza musical fue presentada físicamente en el Museo Violeta Parra y también fue puesta en plataformas digitales. Tras esto, el actual dueño de los derechos fonográficos del álbum acusa que no se le solicitó autorización y presentó una querella criminal contra la Fundación Violeta Parra.

El pasado 2 de agosto fue acogida una querella criminal en contra de la cantautora chilena Isabel Parra, hija de Violeta Parra. Allí se le acusa de comercializar una versión no autorizada del álbum Las últimas composiciones de Violeta Parra (1966).

La denuncia fue presentada por Pedro Valdebenito, actual dueño de los derechos fonográficos de las últimas canciones grabadas por Violeta Parra. Esta disputa legal surge luego de una serie de negociaciones fallidas en las que la familia Parra ha intentado hacerse de los derechos completos de la última obra de Violeta.

Según informa La Tercera, medio que se comunicó con el querellante, en 2017 la Fundación Violeta Parra -cuya presidente es Isabel Parra- lanzó una versión del álbum Las últimas composiciones de Violeta Parra con dos canciones adicionales y un diseño de arte diferente.

Esta pieza musical fue presentada físicamente en el Museo Violeta Parra y también fue puesta en plataformas digitales. Tras esta reedición, Valdebenito acusa que no se le solicitó autorización y presentó una querella criminal contra la Fundación, ante el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago.

Específicamente, señala la vulneración de la Ley de Propiedad Intelectual. Así argumenta que desde la Fundación fueron “responsables del delito de reproducción, comunicación pública, modificación y comercialización de copias no autorizadas del fonograma que contiene la obra musical Las últimas composiciones de Violeta Parra…”.

¿Por qué la familia de Violeta Parra no tiene los derechos de su último álbum?

En 1966 Pedro Valdevenito adquirió todo el repertorio musical del antiguo sello discográfico RCA Víctor, a través de una suma de $365 millones. Fue precisamente en este sello que Violeta Parra había grabado su último álbum antes de morir, por lo que las canciones pasaron a ser del comprador.

Así, la familia de la cantante solo pudo adquirir los ‘derechos autorales’ de la producción musical. Esto significa que, legalmente, la familia Parra no tiene autorización para comercializar las canciones.

Y aunque en 2006 Isabel Parra intentó conseguir los derechos completos, demandado a Valdebenito por “apropiarse de la obra”, el fallo concluyó en que el demandado debió cumplir una compensación monetaria, pero los derechos fonográficos siguieron en su poder.

Pedro Valdevenito acusa a Isabel Parra de “piratería”

El querellante, señala que solo “busca justicia” y que la comercialización del álbum en 2017 vendría siendo piratería. “Esta señora lo pirateó, lo mandó fabricar para venderlo en su negocio y no solamente eso; se modificó la carátula, la información”, contó a La Tercera.

“Yo opté por esta medida para cortar el tema y entrar en la racionalidad, para editar el disco con todo lo que dicen las leyes. Y también aclarar todas las calumnias que me han echado durante todos estos años”, asegura.

Esos procedimientos no son válidos ni aquí, ni en la quebrada del ají. Cuando hay transferencia de propiedad intelectual, de fonograma o lo que sea, todo eso tiene que pasar por un protocolo que es muy serio. Y todas estas cosas, esta gente no lo ha cumplido”, complementa.

Por su parte, Isabel Parra justificó que las canciones fueron tomadas de una copia del máster que su madre había grabado antes de morir y su reedición se realizó por el aniversario 100 del nacimiento de Violeta.

La presidenta de la Fundación además asegura que el disco en físico solo fue regalado y que las copias restantes se quemaron tras los incendios y saqueos de 2019.

“El año posterior a la muerte de mi madre (1967), Gilbert Favre, su compañero de vida, nos entregó un regalo de manos de Violeta Parra para él, con una copia del máster que ella le llevara a Bolivia como regalo de su última grabación discográfica”, respondió en un email a la abogada de Valdebenito.