La trayectoria de Alejandro Sieveking -Premio Nacional de las Artes de la Representación y Audiovisuales 2017- es extensa, prolífica, clara, nítida, marcada por la vocación, la pasión y la consecuencia.

Autor de una cuarentena de obras de teatro, varias de ellas convertidas en clásicos del teatro nacional, Alejandro Sieveking no dejó nunca las tablas. El año pasado estrenó, actuando además en el rol principal, “Todos mienten y se van” en el Teatro de la Universidad Católica.

Alto, pausado, amable, sus convicciones y opiniones eran claras, y las expresaba, a veces, en forma tajante.

Trabajó con Víctor Jara y era, posiblemente, el mejor testigo de la gran labor desarrollada por el cantautor -brutalmente asesinado- en el teatro, una relación que fue fructífera y muy bien recibida por el público y la crítica de la época (Parecido a la felicidad, Ánimas de día claro y La remolienda, todas escritas por Sieveking y dirigidas por Jara).

De un humor fino, de observación sagaz, de una ironía sutil, el asesinato de Víctor Jara fue para Alejandro Sieveking y su esposa Bélgica Castro un hecho duro, traumático, que los llevó a autoexiliarse (una forma de terapia, de hacer soportable el dolor).

Protagonizó Bélgica Castro la película “Gatos viejos” (2010), de Sebastián Silva y Pedro Peirano, y participó en “La vida de mata” (2007), de Sebastián Silva.

En su diversidad creativa, también escribió dos novelas (La señorita Kitty y Bella cosa mortal) e incursionó en el collage.

Alejandro Sieveking es uno de los grandes dramaturgos chilenos del sXX.