La película escrita, dirigida y protagonizada por Boris Quercia (Sexo con amor, El rey de los huevones), que se estrenó ayer en salas comerciales, presenta una historia donde los problemas, el desencanto y el fracaso hacen que más que comedia tienda a depresiva.

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Eduardo (Boris Quercia) y Rocío (Amparo Noguera) es una pareja donde él trabaja en una gran oficina hace muchos años y ella ha abierto una tienda para vender productos para mascotas a la que no entra casi nadie a comprar. Tienen dos hijos: Valentina (Florencia Berner) y Federico (Fernando Gutiérrez), ella deportista que ha quedado seleccionada para ir a competir a Brasil, él un niño con serios problemas para relacionarse, al que le hacen bullyng.

En este contexto, necesitando juntar cuatro millones de pesos para pagar los pasajes de su hija y su entrenador para ir al campeonato, se suceden historias como un gallego que acogen en la casa para juntar dinero, Rocío que se encuentra con un hombre con el que tuvo una aventura hace 15 años y todavía tensiona a la pareja, las envidias por sus vecinos que cambian auto seguido y viajan mucho y un largo etc que trata de representar una familia de clase media chilena, arribista, tramposa, mentirosa y preocupada de aparentar.

¿Cómo andamos por casa? presenta problemas de guión, con una historia con muchos flancos débiles, poco creíbles -que tampoco son cómicos-, donde mucho de su supuesto humor resulta torpe, burdo.

Es una comedia donde uno se ríe poco, o nada.

Tal vez el mayor mérito de ¿Cómo andamos por casa? es que refleja una parte del país: arribista, mentiroso, de un dudoso humor, dado al abuso, envidioso, “chaquetero”, con gran cantidad de problemas que no se afrontan, entre otras cosas de un largo etc., es decir un país mediocre.

¿Cómo andamos por casa?, Chilechitá (c)
¿Cómo andamos por casa?, Chilechitá (c)

¿Cómo andamos por casa? es una especie de comedia del desencanto, del fracaso, de la depresión, con poco humor y muchos problemas.