España celebrará nuevas elecciones legislativas en junio, seis meses después de las precedentes, prolongando la parálisis política del país tras el fracaso de los partidos en su intento por formar un gobierno que sucediese al del conservador Mariano Rajoy.
Al término de dos días de intensas consultas con los líderes políticos -las terceras desde los comicios del 20 de diciembre-, el rey Felipe VI constató que ningún candidato disponía de respaldo suficiente para ser investido por un parlamento muy fragmentado.
Por lo tanto, las cámaras se disolverán el 3 de mayo y se convocarán nuevas legislativas, explicó el presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, tras reunirse con el monarca.
Las nuevas elecciones están previstas para el 26 de junio, primera fecha posible según los plazos constitucionales y última antes del inicio de las vacaciones del verano boreal.
“No puedo ni debo someterme a una nueva investidura” por falta de apoyos, había reconocido previamente el líder del socialista PSOE, Pedro Sánchez, que ya fracasó en marzo en su intento de ser elegido jefe del gobierno.
“Era evidente que, para constituir un gobierno, había que pactar, ese era el mandato de las urnas“, subrayó por su parte Rajoy quien, pese a encabezar la lista más votada, tampoco logró atraer aliados.
Tras meses asistiendo desanimados a las infructíferas negociaciones de los partidos políticos en un país que se debate aún por salir de la crisis, los españoles había visto sin embargo este martes una brevísima esperanza de escapar a nuevos comicios.
El pequeño partido nacionalista valenciano Compromís propuso sorpresivamente por la mañana negociar un gobierno de coalición de izquierdas con PSOE, el partido radical Podemos más sus aliados y la coalición ecolo-comunista Izquierda Unida.
La propuesta -que prevía medidas de emergencia social, de lucha contra la corrupción o de regeneración democrática- era voluntariamente imprecisa para que todos los partidos de izquierda tuviesen cabida en ella, sumando 161 diputados de los 350, había explicado el portavoz de Compromís, Joan Baldoví.
Absolutamente inaceptable
Los socialistas aceptaron la mayoría de los puntos propuestos, pero impusieron dos condiciones: un ejecutivo dirigido por ellos con personalidades “independientes” -en lugar de un gobierno de coalición- y un compromiso de los demás “a apoyar los presupuestos generales del Estado para los dos próximos ejercicios”.
Es “absolutamente inaceptable desde un punto de vista del sentido común”, lanzó Baldoví. “Lo que no puede pretender (…) el PSOE es que le demos gratis nuestros votos“, agregó, considerando que “el partido socialista pone excusas“.
Anteriormente, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, había considerado que la contraoferta de los socialistas equivalía a un ‘no’.
El PSOE, que culpó del fracaso a Podemos, había defendido también la necesidad de incluir en el acuerdo a su socio de centroderecha Ciudadanos. Pero el presidente de esta formación liberal, Albert Rivera, desestimó de frente la propuesta precisando, sin embargo, que no haría aspavientos si el PSOE decidía suscribirla sin ellos.
En unas elecciones legislativas calificadas de “históricas” en diciembre por la entrada en fuerza en el parlamento de dos partidos emergentes -Podemos y Ciudadanos-, que simbolizaban la esperanza de un cambio, el Partido Popular de Rajoy llegó en cabeza (123 diputados).
Sin embargo, sin la mayoría absoluta (186 diputados) que logró en 2011 y ningún aliado, el líder conservador renunció a intentar la investidura.
La misión fue entonces confiada al socialista Sánchez (90 diputados), que afirmó querer negociar con todos, a izquierda y derecha -salvo el PP- pero sólo logró un acuerdo con Ciudadanos (40) que desembocó en el estrepitoso fracaso de su votación de investidura en marzo.
Ahora, los españoles que tras años asfixiados por la crisis y las políticas de austeridad e indignados ante la multiplicación de casos de corrupción pusieron en muchos casos sus esperanzas en la “nueva política” de Podemos y Ciudadanos, deberán regresar a las urnas.
Con los nuevos comicios, la inacción política se prolongará tres o cuatro meses más, en el mejor de los casos. En el peor, si el resultado de junio es similar al de diciembre, como vaticinan los sondeos, España espera no batir el récord belga de 541 días sin gobierno.