El conjunto de todas las centrales de carbón del planeta consumen una cantidad de agua equivalente al de 1.000 millones de personas, afirmó el martes Greenpeace en un informe que denuncia a un sector ya criticado por su emisión de carbono.

La ONG alertó contra la multiplicación de centrales, responsables de ejercer una “enorme presión” sobre las principales cuencas hidrográficas del mundo y las poblaciones que viven en sus inmediaciones.

En el informe titulado La gran apropiación del agua: cómo la industria del carbón está agravando la crisis global del agua, difundido en Hong Kong, la ONG medioambiental exhorta a los gobiernos a reducir drásticamente su dependencia de esta energía fósil.

“De seguir consintiendo durante las próximas décadas eligen enormes inversiones en el sector del carbón para alimentar sus economías, los gobiernos dirigirán el mundo hacia un futuro donde la rivalidad por unos recursos hídricos escasos será aún más desesperada”, afirma el documento.

Para elaborar este informe, Greenpeace ha estudiado los datos de 8.359 centrales de carbón en todo el mundo, con informaciones de otras 2.600 fábricas en estadio de proyecto.

La organización explica que casi todas las etapas del ciclo del emplea agua, desde su extracción a su purificación, pasando por el tratamiento de residuos.

“Según nuestros cálculos, solo las centrales existentes ya consumen 19.000 millones de metros cúbicos de agua dulce en el mundo cada año”, asegura el informe.

“Esto significa que cada año, las 8.359 centrales de carbón del mundo consumen un volumen de agua suficiente para responder a las necesidades básicas de más de mil millones de personas”.

Más del 40% de las centrales existentes o en proyecto se encuentran en zonas de una gran variabilidad hidrológica.

Greenpeace cita China, India y Turquía como los países con mayor número de centrales o de proyecto de construcción, en zonas con escasez de agua.

“Los responsables no son conscientes de las cantidades de agua empleada” por este tipo de instalaciones, dijo a la AFP un alto responsable de la ONG, Harry Lammi.

Los gobiernos que persisten en el carbón también ponen en peligro su economía y el orden público al conceder el uso de esas reservas de agua a la industria en lugar de a la población, considera la ONG.

Las energías fósiles, entre ellas el carbón, producen tres cuartas partes de las emisiones de gas de efecto invernadero, responsable del calentamiento global.

En un informe de 2015, Naciones Unidas estimó que, si no cambiaba la gestión del agua, “para 2030 el planeta se enfrentará a un déficit global del 40%”