La economía china registró en 2015 su menor índice de crecimiento en un cuarto de siglo, según datos oficiales divulgados el martes, que acrecentaron los temores sobre el estado de la potencia asiática que desde hace años actúa como motor de la economía mundial.

La expansión del Producto Interno Bruto (PIB) de la República Popular China fue el año pasado de 6,9%, la más baja desde 1990, cuando había crecido un 3,8%, en un contexto de convulsión interna y aislamiento internacional provocados por la sangrienta represión el año anterior del movimiento prodemocrático de la Plaza Tiananmen de Pekín.

Los mercados mundiales ya se agitaban en las últimas semanas por la continua desaceleración de la segunda economía mundial, que en 2014 había crecido un 7,3%.

En el cuarto trimestre de 2015, el PIB chino progresó un 6,8%, lo que supone un ligero retroceso respecto al trimestre anterior (+6,9%) y el peor resultado desde el estallido de la crisis financiera en 2008.

Tanto los datos anuales como los trimestrales divulgados por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) están en línea con las anticipaciones promedio de 18 analistas consultados por la AFP.

“La economía china está en proceso de estabilización, pero aún no se ha estabilizado”, dijo a la AFP el economista jefe de Citic Bank International en Hong Kong, Liao Qun.

Los dirigentes chinos, que preveían una expansión de “alrededor del 7%”, atribuyen la ralentización de una economía que hasta hace poco ostentaba crecimientos de dos dígitos a “la nueva normalidad” de un crecimiento menor pero más estable, basado en el consumo interior, la innovación y los servicios, en detrimento de las industrias pesadas, las inversiones fomentadas por el endeudamiento y las exportaciones.

La ONE volvió a insistir el martes en las dolorosas “transformaciones estructurales” en marcha: “Es un periodo crucial en el que deberemos superar los retos (…) y seguirá siendo imperiosa la necesidad de profundizar las reformas”, afirmó la entidad en un comunicado.

Un proyecto que los datos parecieran ratificar, dado que el sector de los servicios constituyó el 50,5% del PIB en 2015, representando por primera vez más de la mitad del total, según la agencia oficial Xinhua.

Las inversiones en bienes de capital, que reflejan sobre todo los gastos en las infraestructuras, aumentaron por su parte un 10% en 2015, menos que la previsión del mercado (10,2%) y en fuerte desaceleración.

“La situación en 2016 seguirá siendo más o menos la misma que en 2015 y el crecimiento económico de China seguirá confrontado a una situación internacional compleja y volátil”, afirmó el director de la ONE, Wang Boan, en una rueda de prensa.

Ciertos sectores deberían seguir padeciendo de un exceso de capacidad productiva, pero nuevos actores, como el comercio en línea y las energías renovables, mantendrán todo su dinamismo, prevé el funcionario.

“Pensamos que el crecimiento económico de 2016 se mantendrá estable. Confiamos en ello”, declaró.

El Partido Comunista Chino debería reducir sus previsiones para este año, según analistas, que recuerdan que el presidente Xi Jinping consideró que una expansión del PIB de 6,5% debería ser suficiente para responder a las necesidades del país.

Impactos mundiales

Incluso debilitado, el gigante asiático sigue siendo uno de los principales motores del crecimiento planetario, el actor más importante del comercio internacional y un colosal consumidor de materias primas. Prueba de ello, las bolsas mundiales habían caído a principios de enero tras los sobresaltos registrados en las plazas chinas.

A lo largo de 2015, los indicadores se mantuvieron claramente en rojo: contracción de la actividad manufacturera, enfriamiento del sector inmobiliario y caída del comercio exterior, todos ellos pilares tradicionales del crecimiento chino.

Esa ralentización tuvo un severo impacto en países emergentes, que se habían convertido en los últimos años en grandes abastecedores de materias primas a China.

“Los mercados emergentes deben prepararse para un golpe potencialmente grave”, avisó en referencia a la desaceleración china el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, en una entrevista publicada el lunes por el diario británico Financial Times.

“El ajuste podría ser violento y los dirigentes políticos tienen que estar preparados”, añadió.