El cantante es un asesino, el bajista un antiguo ladrón y junto a otros presidiarios forman “Zomba Prison Project”, una banda muy particular de una cárcel de Malaui que ha logrado por sorpresa una nominación para los Grammy 2016.

“Todavía no nos lo creemos. No pensábamos que un grupo de prisioneros pudiera ser nominado” a estos premios musicales estadounidenses, explica el bajista Stefano Nyerenda, de 34 años, que cumple una pena de diez años por robo.

El cantante, Elias Chimenya, fue condenado por asesinato y las letras las escribe Thomas Binamo, un guardián de la prisión.

Su primer álbum “I Have No Everything Here” (“Aquí no lo tengo todo”) salió en enero de 2015 y ha sido nominado como mejor disco del año en la categoría World Music.

“Cuando oí la noticia pensé ‘¿Pero qué es un Grammy?’”, recuerda el responsable de prisiones en Malaui, Little Dinizulu Mtengano. Luego corrió hacia la prisión de alta seguridad de Zomba, en el sur del país, para anunciar la noticia a los prisioneros.

Los miembros del grupo estaban sorprendidos pero algunos sí sabían lo que son los Grammys. “Estoy muy contento, es bueno para el ánimo de los prisioneros”, explica Dinizulu Mtengano a la sgencia de noticias AFP.

El impulsor del proyecto es el productor estadounidense Ian Brennan. En 2013 pasó dos semanas en esta prisión, trabajó con 60 detenidos y guardianes y seleccionó a 16 músicos para el álbum.

AFP

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El resultado es un disco con 20 temas, la mayoría en chichewa, una lengua local, que fueron grabados dentro de la prisión en un estudio improvisado situado al lado de una ruidosa carpintería.

Algunos de los temas se inspiran en la propia vida de los prisioneros, con títulos como “I Kill No More” (“Ya no mato”) o “Prison of Sinners” (“Prisión de pecadores”).

“La música me ayuda a relajarme y a aceptar la situación”, asegura Elias Chimenya, de 46 años, autor e interprete de la balada “Jealous Neighbour” (“Vecino celoso”).

“Espero que no morirán en prisión”, explica este prisionero, condenado a cadena perpetua por un asesinato que cometió en los años 1980. “Me gustaría salir y empezar una carrera musical”, asegura desde esta prisión en mal estado, donde malviven 4.000 detenidos a pesar de que en teoría sólo tiene capacidad para 300.

- Cubos para hacer música -

La prisión ya tenía un grupo de músicos compuesto sólo por hombres. Pero el álbum nominado para los Grammy incluye también a mujeres, que ante la falta de instrumentos usan lo que tienen a mano, como cubos o tubos.

“Cuando los prisioneros llegan aquí no saben nada” de música, explica Thomas Binamo, el guardián que también escribió las letras de algunas canciones. “Les enseñamos a cantar, a tocar el teclado, la percusión y la guitarra hasta que se convierten en músicos, la música puede aliviarles”, asegura.

El productor Ian Brennan, que ha trabajado en muchas prisiones de Estados Unidos, dice estar sorprendido porque en Zomba “no hay fronteras estrictas entre detenidos y guardianes”.

Zomba Prison Project | AFP

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También rechaza las críticas por dar voz a los criminales. “Algunos detenidos fueron declarados inocentes y luego liberados. Pero algunos que trabajan en el álbum están aquí para el resto de su vida”, explica.

Los prisioneros músicos han recibido una pequeña indemnización para grabar el álbum y se reparten los beneficios de las ventas.

“La nominación para los Grammy nos motiva y nos ha dado celebridad en Malaui y en el extranjero”, se felicita Thomas Binamo, autor de la letra del tema “Please, Don’t Kill My Child” (“Por favor, no mates a mi niño”),

“Llevarse el premio sería la guinda del pastel” asegura mientras los miembros de la banda, con los uniformes blancos de la prisión, ensayan un nuevo tema en un estudio iluminado con una sola bombilla.

Ahora habrá que esperar hasta el 15 de febrero para conocer el veredicto de los Grammy en Los Angeles, una ceremonia a la que no acudirán los prisioneros pero quizás sí algunos de los demás miembros del grupo.

Zomba Prison Project | AFP

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