Los ucranianos votaban este domingo en unas elecciones locales cruciales para el presidente Petro Poroshenko, ensombrecidas por el aplazamiento de los comicios en Mariupol, última posición del gobierno en el este del país controlado por los rebeldes, por irregularidades en las papeletas.
Muy criticado por su gestión del conflicto en el este del país, donde 8.000 personas han muerto desde inicio del enfrentamiento con los separatistas prorrusos, Poroshenko sufrió un duro golpe antes del inicio de los comicios, ya que los recintos de votación no pudieron abrir en el puerto de Mariupol y las elecciones serán aplazadas por irregularidades en la impresión de las papeletas.
“Los recintos no se abrieron en Mariupol porque las papeletas no llegaron a los locales de votación. Hay que aplazar la fecha de los comicios porque los votos tenían irregularidades”, dijo a la AFP Natalia Kashchi, miembro de la comisión electoral municipal. Un periodista de la AFP en el lugar constató que en los locales las puertas estaban cerradas.
Los boletines se habían impreso en la prensa del diario Priazovski Rabochi, controlado por Rinat Ajmetov, antiguo financista del presidente prorruso Viktor Yanukovich, derrocado en febrero de 2014.
“Va a haber que imprimir nuevos boletines en una imprenta independiente”, explicó Kashchi, que agregó que las actuales papeletas podían inducir al fraude.
Poroshenko calificó la situación de “absolutamente inaceptable” en Mariupol, “donde se preparaban fraudes”.
El Bloque de Oposición, prorruso, criticó el aplazamiento de los comicios en esa ciudad. Es “un golpe para la imagen de Ucrania como país democrático y respetuoso de la ley, que podría poner en peligro todo el proceso de paz (con los separatistas prorrusos)”, declaró.
“Si el gobierno no logra organizar elecciones en una ciudad que controla, ¿cómo va a organizarlas en las zonas que no están bajo su control?”, añadió en un comunicado.
Olena Jolodenko, una jubilada de 90 años que había acudido temprano para votar por el Bloque de Oposición, una formación heredera del partido de Yanukovich, no escondía su decepción.
“Apenas puedo caminar, pero vine a votar (…) Alguien quiere que la ciudad esté sin autoridades”, declaró.