Indignación causó en la comunidad ambientalista de Concepción la posible tala de cuatro palmas chilenas, que se encuentran desde hace cientos de años en el terreno donde se va a construir un templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Mientras reparticiones gubernamentales aseguran que no tienen competencia, la propia iglesia sostuvo que buscará las mejores alternativas para estas especies.

Hace dos años La Radio informó que “sin ninguna consideración y con absoluta falta de criterio, particulares cortaron una palma chilena, especie en peligro de extinción”. Esto ocurrió el 6 de junio de 2013 y ahora los vecinos temen que se repita esta situación, a pocos metros de la dada a conocer en aquella oportunidad.

En lo que era la Quinta Yungue se construirá un templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Allí hay arrayanes, araucarias y palmas chilenas que tienen más de 200 años de antigüedad.

El ingeniero forestal, Roberto Fransscesconi, hace dos años no pudo evitar el corte de estas especies y ahora quiere que la realidad sea distinta. Por ello, expresó su temor al respecto.

Alfredo Salas, director de Asuntos Públicos de la Iglesia Mormona, garantizó que dos de las palmas no se trasladarán.

Respecto de esta situación, la Dirección de Medioambiente de la Municipalidad de Concepción, la Seremi de Medio Ambiente y la Conaf compartieron que no tienen competencia para verificar la situación de estas palmas, por distintas razones: que son terrenos privados, que no se requiere estudio de impacto ambiental o que no son bosques.

Lo cierto es que está el compromiso de la institución para no dañar estos árboles, que se estima que deben estar desde la época de la Colonia. La palma chilena es la más austral del mundo y si bien no hay catastro, se cree que quedan muy pocas en la ciudad. Por ese motivo las poquísimas que hay deben ser cuidadas, precisaron.