Las familias de los soldados británicos muertos en Irak amenazaron el miércoles con recurrir a la justicia para que se publique de una vez el informe oficial sobre la participación del país en la guerra.

La comisión encabezada por el ex alto funcionario John Chilcot lleva seis años investigando la decisión del gobierno de Tony Blair de sumarse a Estados Unidos en la invasión, y ha ido postergando el anuncio de sus conclusiones, para desesperación de las familias.

El gobierno de Gordon Brown, que sucedió al de Blair, ambos laboristas, puso en marcha la comisión en 2009 y estimó que podría tardar un año en publicar sus resultados.

En total, 179 soldados británicos murieron en Irak entre 2003 y 2010.

“Se han sucedido retrasos indignantes hasta ahora, y parece que podrían ser interminables”, dijo a la BBC Matthew Jury, el abogado que representa a las familias de soldados caídos en Irak.

“Las familias no están contentas sentadas esperando”, añadió.

“Si Sir John (Chilcot) no impone un calendario” para que los aludidos en el informe respondan antes de su publicación, uno de los factores tras el retraso, “buscaremos una rectificación de la justicia”, avisó Jury.

Reg Keys, padre del soldado Thomas Keys, muerto en Irak en 2003 a los 20 años, dijo que Chilcot “no entiende los sentimientos de las familias”.

El retraso “favorece a los funcionarios, a los altos mandos de las fuerzas armadas, a los políticos criticados, más que a las familias que perdieron a sus seres queridos”.

“Esto es una investigación sobre la guerra, no sobre el precio de la leche” y necesita acelerarse, agregó Keys.