La delegación de los rebeldes yemeníes rechazó el martes cualquier tipo de diálogo con el gobierno en el exilio, poco después de su llegada a Ginebra para participar en las consultas de paz organizadas por la ONU, y solicitó negociar directamente con Arabia Saudí.

“Rechazamos cualquier tipo de diálogo con quienes no tienen ninguna legitimidad. Pedimos un diálogo con Arabia Saudí para detener la agresión”, anunció Mohamed Zubairi a la prensa, en referencia a los bombardeos aéreos de la coalición árabe dirigida por Riad contra los rebeldes hutíes.

Por su parte, el gobierno yemení en el exilio aseguró al mismo tiempo que solo negociaría con los insurgentes “las modalidades de aplicación de la [resolución] 2216″ del Consejo de Seguridad de la ONU, que exige la retirada de los rebeldes de las zonas conquistadas desde el año pasado.

Un mal comienzo para el encuentro auspiciado por la ONU, que intentará convencer a los representantes del gobierno exiliado en Arabia Saudí y a los hutíes, aliados de Irán, para que lleguen a un acuerdo de paz o, al menos, a una tregua.

Las negociaciones tienen lugar en momentos en que una coalición árabe liderada por Arabia Saudí continúa bombardeando las posiciones rebeldes de Ansarualá y las unidades del ejército fieles al ex presidente Alí Abdalá Saleh.

Desde mayo, esta guerra, en la que se hace patente la rivalidad regional entre Irán y Arabia Saudí, ya ha dejado más de 2.600 muertos, según el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

Los miembros de la delegación de los hutíes (o movimiento Ansarualá) y sus aliados había partido de Saná el domingo en un avión contratado por la ONU pero el aparato estuvo bloqueado durante 24 horas en Yibuti.

Los rebeldes acusaron a Egipto y Sudán de haber prohibido la entrada del avión en su espacio aéreo.

“Fue un decisión de Arabia Saudí que lo pidió a sus aliados” en “un intento de sabotear las negociaciones”, declaró a la AFP Adel Shujah, un miembro de la delegación, al llegar a Ginebra.

La situación se desbloqueó mediante la intervención de “Estados Unidos y el sultanato de Omán”, agregó. Omán es la única monarquía del Golfo que no participa en las operaciones militares contra los rebeldes lanzadas desde el 26 de marzo pasado por las fuerzas saudíes.

Omán, que tiene buenas relaciones con Irán y con Arabia Saudí, había auspiciado negociaciones entre Ansarualá y Estados Unidos en mayo pasado.

Posiciones muy alejadas

Los rebeldes participarán el martes en las negociaciones auspiciadas por la ONU. Sin embargo las posiciones de las partes están tan alejadas que Naciones Unidas optaron por una primera fase de consultas por separado.

El lunes, en Ginebra, Ban Ki-moon se entrevistó con los representantes del gobierno en exilio en Arabia Saudí y llamó a “una tregua humanitaria de dos semanas durante el Ramadán.

El gobierno en el exilio insiste en que los rebeldes se retiren de todas las zonas que conquistaron antes del alto el fuego.

Yemen es el único país de la “Primavera Árabe” en el cual la insurrección popular terminó con una solución negociada.

El presidente Saleh, en el poder durante 33 años, abandonó sus funciones y se instaló en Estados Unidos.

Los rebeldes de Ansarualá pertenecen a la minoría zaidita, una rama del chiismo, que representa un tercio de la población.

El presidente Abd Rabo Mansur Hadi, sunita originario del sur del Yemen, huyó del país ante el avance de los rebeldes, que controlan la capital, Saná, y una parte de Adén, la segunda ciudad del país.

El principal objetivo de Hadi era la lucha contra Al Qaida en coordinación con Estados Unidos.

Sin embargo, el conflicto de los últimos meses ha favorecido el desarrollo de Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA), uno de cuyos principales jefes, Nasser al Wahishi, murió hace pocos días en el ataque de un dron estadounidense.