Kiev acusó este lunes a los separatistas prorrusos de lanzar un ataque con armamento pesado cerca del puerto estratégico de Mariupol, al sur de la linea del frente, incidente que ilustra la fragilidad de la tregua en el este del país.

Desde la entrada en vigor el 15 de febrero del alto el fuego, al menos 64 soldados ucranianos murieron en el este del país, indicó el presidente ucraniano, Petro Poroshenko.

Este cese del fuego forma parte de los acuerdos de paz firmados el 12 de abril en Minsk, tras la mediación de Alemania, Francia y Rusia.

Después de varios días de relativa calma, los militares ucranianos dijeron ser el blanco de un ataque en la localidad de Shirokine, situada a diez kilómetros al este de Mariupol, última gran ciudad controlada por Kiev en el este.

Según el ejército, los separatistas utilizaron un tanque y morteros de 120 mm para “eliminar” las unidades ucranianas de Shirokine.

Un responsable militar ucraniano de este sector, Oleg Sushinski, precisó que los choques comenzaron a las 10:0o horas de la mañana y continuaban durante la tarde. Cuatro soldados resultaron heridos.

Un responsable local del ministerio del Interior, Ilia Kiva, declaró a la AFP que la situación era “muy grave” en Shirokine, donde las fuerzas ucranianas intentaban repeler el ataque prorruso.

OTAN denuncia ‘militarización’ de Crimea

Paralelamente, el comandante de las tropas de la OTAN en Europa, Philip Breedlove, alertó de la “militarización” de Crimea, la península ucraniana anexionada hace un año por Rusia, que actualmente albergaría “misiles de crucero cubriendo toda la zona del mar Negro”.

“Vemos que Crimea se ha convertido en una plataforma de proyección militar”, añadió en una entrevista a la cadena ucraniana 1+1.

Tras negar en un primer momento la presencia de tropas rusas en Crimea, el presidente ruso, Vladimir Putin, explicó a la televisión pública rusa cómo tuvo lugar su anexión hace un año, tras la caída del entonces presidente ucraniano, el prorruso Viktor Yanukovich, el 22 de febrero de 2014.

Esa misma noche, Putin se reunió con los jefes de los servicios secretos y del ministerio de Defensa. “Terminamos a las siete de la mañana. Y, cuando nos marchábamos, dije a todos mis compañeros que debíamos empezar a trabajar en el regreso de Crimea a Rusia”, explicó en un breve fragmento de un documental difundido por la cadena Rossiya 1.

Cuatro días más tarde, soldados sin identificar tomaron el parlamento de Crimea, cuyos diputados votaron a favor de un nuevo gobierno favorable a Moscú. Tras la celebración de un referéndum en Crimea, esta península del mar Negro se incorporó oficialmente al territorio ruso el 18 de marzo de 2014.

Ni Kiev ni los países occidentales no han reconocido ni la consulta ni la anexión de esta península, que hasta 1954 perteneció a la república soviética de Rusia dentro de la URSS antes de pasar a la entonces república soviética de Ucrania.

Tras la anexión de Crimea, se inició el conflicto en el este de Ucrania entre separatistas prorrusos y fuerzas leales a Kiev, que han dejado más de 6.000 muertos, principalmente civiles, en once meses.

Los países occidentales y el gobierno ucraniano acusan a Rusia de apoyar militarmente a los separatistas, acusaciones que Moscú desmiente.

En este contexto, Estados Unidos comenzó a desplegar un contingente de 3.000 soldados durante tres meses en los países bálticos, cuyos gobiernos se muestran preocupados por el papel de Rusia en la crisis ucraniana, máxime cuando Letonia, Lituania y Estonia, al igual que Ucrania, son ex repúblicas soviéticas.