Unas 2.500 personas volvieron a salir a las calles de Ciudad de México este jueves al cumplirse cinco meses de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa (Guerrero, sur), en una jornada de protestas que se extendió a la turística Acapulco.

“Queda demostrada la incapacidad del presidente de México para resolver los problemas de su país”, pues a cinco meses de este crimen que estremeció al país y la comunidad internacional no ha podido “cumplir su promesa” de esclarecer el caso, dijo a la prensa Felipe de la Cruz, vocero de los familiares de las víctimas.

La protesta, que partió del emblemático monumento Ángel de la Independencia rumbo a la residencia del presidente Enrique Peña Nieto, concluyó con un enfrentamiento aislado entre un grupo de jóvenes.

La policía detuvo a cinco jóvenes por “portar objetos propios para agredir”, como palos y tubos, dijo a la AFP un portavoz de la secretaría de Seguridad Pública de la capital mexicana.

“Sentimos impotencia por nuestros compas (camaradas), porque si a nosotros no nos pasó nada fue por ellos”, dijo en la marcha César Antonio Pérez, de 27 años y estudiante de doctorado del Instituto Politécnico Nacional, una universidad pública que vivió una huelga estudiantil simultánea a la tragedia de Ayotzinapa.

Según la investigación oficial, los 43 estudiantes de la escuela rural para maestros de Ayotzinapa, una beligerante institución de corte socialista, fueron atacados a balazos por policías corruptos de la ciudad de Iguala (Guerrero).

En esa fatídica noche del 26 de septiembre, los uniformados entregaron a los jóvenes a sicarios del narcotráfico que los asesinaron, incineraron y arrojaron los restos a un río, de acuerdo con la fiscalía general.

Las familias, maestros y organizaciones de apoyo rechazan esta versión, sobre todo porque únicamente se han podido identificar los restos mortales de uno de los estudiantes.

“Venimos porque queremos que aparezcan, que se haga justicia”, reclama Rosario, una maestra de bachillerato que marchaba con su nieto de 11 años. “Ni un desaparecido más”, se leía sobre la pañoleta que el niño portaba en la cabeza.

Los manifestantes llegaron hasta un templete ubicado muy cerca de la residencia presidencial de Los Pinos, frente a una de las zonas más exclusivas de la capital, que fue protegida por una valla de policías antimotines. 

De la Cruz llamó a los pobladores de Guerrero a organizarse en cada municipio y en cada barrio para impedir las elecciones legislativas y de gobernador previstas para junio próximo. “Ni un voto para ningún partido”, dijo el vocero, al pedir la renuncia del presidente Peña Nieto.

“¡Cuidado con Guerrero, estado guerrillero!”, habían gritado como consigna los padres de los estudiantes desaparecidos, al llegar a la marcha.

El crimen de Iguala desencadenó movilizaciones sin precedentes en el país y reclamos desde el exterior como el de Estados Unidos o la ONU, pero en México más de 80.000 personas han sido asesinadas y 20.000 desaparecidas desde el inicio de una ofensiva militar antidrogas en 2006.

Tensiones en Guerrero

El conflictivo estado de Guerrero se unió a la jornada de protestas. En la ciudad portuaria de Acapulco, cientos de maestros marcharon por la zona turística bloqueando su avenida principal. En tanto, otros grupos de docentes se manifestaron frente a las oficinas de la Policía Federal y bloquearon la carretera federal que conecta con la turística Zihuatanejo.

Estas manifestaciones concluyeron sin incidentes reportados, pero estuvieron bajo tensión por los choques del martes, que se saldaron con un profesor jubilado muerto y más de 100 detenidos.

Los maestros, que pertenecen a la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (Ceteg), acusan a la Policía Federal de haber asesinado brutalmente a su colega, de 65 años, e incluso de haber violado a cuatro de sus compañeras, lo cual es negado categóricamente por el gobierno.

La Ceteg es una corriente radical del sindicato nacional de maestros que acostumbra a protagonizar contundentes protestas por mejoras laborales y otras reivindicaciones sociales, como el reclamo de que aparezcan los 43 estudiantes.

Este jueves, los maestros retiraron carteles colocados a lo largo de la franja turística por agrupaciones empresariales y asociaciones civiles, en los que agradecen la presencia de la Gendarmería Nacional, desplegada en Acapulco desde diciembre pasado ante una huelga de la policía local que se prolongaba por un año. 

A su vez, en el vecino estado de Michoacán, maestros bloquearon desde primera hora del jueves los accesos de una veintena de ayuntamientos incluido el de la capital estatal, Morelia, según dijo a la AFP el titular de la Secretaría de Gobierno de Michoacán, Jaime Esparza.