Los ministros de Finanzas de la zona euro vuelven a reunirse este lunes para negociar con Grecia un nuevo programa de financiamiento que le permita dejar atrás la austeridad, y del cual depende su futuro, pero las negociaciones se presentan difíciles con Alemania más que escéptica.
“Soy muy escéptico” sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo este lunes, declaró el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble, a sólo unas horas de que comience la crucial reunión con sus pares de la zona euro.
Schauble denunció en un diálogo con una radio alemana la actitud “irresponsable” del nuevo gobierno griego de izquierda radical, que llegó al poder tras las elecciones de enero prometiendo poner fin a las políticas de austeridad.
El ministro alemán estimó que para seguir siendo miembro de la zona euro hay que hacer “lo mínimo”.
“Espero unas negociaciones difíciles el lunes. Sin embargo, estoy absolutamente confiado” respecto a la posibilidad de alcanzar un acuerdo, declaró el primer ministro griego, Alexis Tsipras, en una entrevista publicada el domingo en la revista alemana Stern.
Durante el fin de semana los expertos del gobierno griego y de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) mantuvieron discusiones técnicas para “identificar los puntos divergentes y ver cómo superarlos”, luego de una primera reunión de ministros la semana pasada que dejó en evidencia el total desacuerdo entre Atenas y sus socios.
El objetivo de Atenas es reemplazar el actual programa de reformas, por el que Grecia recibió ayuda financiera por unos 240.000 millones de euros (275.000 millones de dólares) desde 2010 de sus socios del Eurogrupo y del FMI.
Este rescate fue otorgado a cambio de medidas de austeridad, que tuvieron efectos duros sobre la vida de la población.
El programa termina a finales de febrero, y los socios de Grecia en la zona euro insisten para que pida su prórroga y aplique las reformas antes de analizar una reducción de su colosal deuda que alcanza el 175% de su PIB.
Pero Atenas quiere partir sobre una nueva base de reformas y se opone a pedir la prórroga.
Oficialmente el diálogo técnico entre las dos partes terminó el sábado, pero el domingo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, habló por teléfono con Tsipras.
“El presidente Juncker está haciendo un último esfuerzo en el marco de una situación extremadamente difícil”, dijo una fuente de la UE a la AFP.
Este lunes por la mañana los “sherpas” de los 19 miembros de la Eurozona encargados de los temas económicos estaban reunidos en Bruselas, antes de la reunión ministerial.
La situación “es peor de lo esperado”, dijo en una entrevista con Bloomberg el ministro maltés Edward Scicluna.
Sin un acuerdo, Grecia, que sólo puede colocar poca deuda y con tasas muy elevadas, se quedará sin financiamiento lo que podría empujarla fuera de la zona euro.
En el peor de los casos, una salida caótica del euro -popularmente llamada “Grexit”-, podría poner en jaque todo el proyecto de unión monetaria, aunque los analistas afirman que esta posibilidad es menos tangible ahora que en la crisis que enfrentó el país hace tres o cuatro años.
“Grecia corre detrás del tiempo y el dinero”, estimó Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg. Queda por saber si Tsipras “sabe realmente que empujó a Grecia al borde del abismo (…) y de una salida del euro o si está dispuesto a dar el inevitable giro de 180 grados”, se pregunta.
“Un acuerdo es imperativo. Aunque el gobierno griego haya comenzado a flexibilizar su posición aún quedan por hacer concesiones importantes para llegar a un acuerdo”, estiman por su parte los analistas de BNP Paribas.
Una fuente europea reconoció el viernes que la posibilidad de no prorrogar el actual programa era “una opción”.
En el lugar de este programa Atenas propone un acuerdo puente para permitirle mantenerse a flote financieramente hasta septiembre, acompañado por reformas propuestas por el gobierno y no impuestas por sus acreedores, dejando de lado las que son consideradas como más antisociales.