Un evento poco frecuente es el que se registró el pasado domingo en la estrella de nuestro sistema, el Sol. Y es que un impresionante grupo de manchas solares del tamaño de Júpiter (11 veces más grande que la Tierra) expulsaron una “descomunal llamarada” que puso en alerta a los meteorólogos espaciales.

Se trató de una erupción clasificada como X 1.1, el nivel más poderoso que los expertos han definido, y que se teme podría repetirse, esta vez en dirección a la Tierra.

Miguel Galarte, presidente de la Asociación Astronómica de España, explicó en el diario ABC que en el último tiempo, el Sol ha evidenciado una serie de manchas solares, que incluso pueden ser vista a simple vista, aunque obviamente usando filtros.

Las manchas solares que pueden rotar y expulsar llamaradas a la Tierra | ESA / NASA

Las manchas solares que pueden rotar y expulsar llamaradas a la Tierra | ESA / NASA

La manchas solares son regiones más frías de la superficie solar, que sirven como “tapones” que “impiden que fluya hacia la superficie el plasma solar, además de ser poderosos campos magnéticos”.

Para entender lo ocurrido el domingo pasado, cabe conocer las clasificaciones de erupciones solares, las que se clasifican como A, B, C, M y X, que dependerán de la intensidad de los rayos X expulsados.

Así, una erupción del tipo B es diez veces más poderosa que un A, mientras que un C, diez veces más que un B, hasta llegar a la X.

A lo anterior se suma una subclasificación del 1 a 9, dependiendo de la potencia. En esta última, de X 1.1, considerada de poco frecuente por su poderío.

Evento Carrington

Si bien la subclasificación 9 es la mas alta, hay eventos que pueden superar aquello, como el X 20 del 16 de agosto de 1989, o la del 2 de abril de 2001.

Sin embargo, recuerda, no se comparan a la vivida en 1859, cuando una llamarada sin clasificación -ya que no había instrumentación- dejó marcas en los hielos de Groenlandia. A éste se le conoció como el Evento Carrington, que afectó a nuestro campo magnetico y a nuestra atmósfera.

“Auroras boreales y australes se pudieron ver prácticamente desde todo el planeta”, detalló el astrónomo.

El temor que reviste estas manchas del tamaño de Júpiter, es que pronto apuntarán en dirección a la Tierra, por rotación natural del Sol, lo que de ocurrir “apagaría las telecomunicaciones en nuestro planeta, de tal forma que muchos lugares del mundo se quedarían sin luz, sin coberturas de teléfono y sin Internet”.

A ello se suma que de encontrarnos con un Sol “furioso”, ni nuestro campo campo magnético y atmósfera nos podría defender. “Una gran tormenta solar podría ser catastrófica”, aplastando y contrayendo el campo magnético, que se sabe, “varía de intensidad con el tiempo”.

Actualmente los científicos creen que nuestro planeta vive un proceso de inversión de la polaridad, ya que el campo magnético se está reduciendo 10 veces más rápido de lo normal. Aunque de todas formas, esto pudiera prolongarse por unos 100 años.

El también director del Observatorio Astronómico de Almadén de la Plata (Sevilla) concluyó que a pesar de los instrumentos existentes, no es posible estar del todo advertidos, ya que son miles de años de desconocimiento de la estrella principal de nuestro sistema.

“Sólo llevamos estudiándolo desde 1611, cuando Galileo descubrió las primeras manchas solares. Pero resulta que el Sol tiene unos 5.000 millones de años, con lo cual, no sabemos casi nada de él”, afirmó.