En el Día Mundial para la Erradicación de la Pobreza las cifras aparecen en todos lados. 870 millones de personas en el mundo padecen de hambre, 600 millones no tienen acceso a agua potable, 60 millones de niños no tienen la posibilidad de cursar su educación primaria y más de 2 mil millones de personas no tienen servicios higiénicos adecuados.

Esta es la fotografía del mundo en que vivimos y de la sociedad que camina indiferente ante el sufrimiento y la necesidad de otros. Durante décadas se han buscado soluciones para este problema y los expertos económicos aún discuten si la pobreza solo tiene que ver con ingresos o se trata de algo más. Las voces sensatas sugieren que la pobreza es multifactorial, pero que por sobre todo tiene su origen en la carencia de oportunidades reales para las personas.

Hace unos años, una señora que trabajaba en los programas laborales de emergencia del Estado me dijo: “Yo sólo sé barrer”. Su afirmación fue para mí una demostración del tipo de sociedad en la que vivimos, donde una mujer no tuvo la posibilidad de desarrollarse como persona, sintiendo que su vida está limitada a un espacio reducido de saber y finalmente es prisionera de un sistema que no le permite crecer.

Su frase es una representación de un país que no posibilita el desarrollo del potencial individual y la mayoría de las veces deja a las personas solas y a la deriva.

En esta batalla, la clave parece estar en el acceso a una educación de calidad para todos. Que quien lo desee tenga la posibilidad cierta de aprender, y no sólo desde la perspectiva formal, de esa que inyecta conocimientos y saberes, sino también desde la integralidad, que abra espacios para el autoconocimiento, la reflexión sobre el entorno y la relación con el mundo, por ejemplo.

Cuán distinta sería nuestra vida si todos y todas, sólo por el hecho de ser, tuviéramos la posibilidad de educarnos tanto como nuestro interés y capacidad lo permita. No hay recetas mágicas para este problema social, pero hay esperanza en el desarrollo de las personas y en un trato igualitario para ellas en todos los ámbitos.

En Chile hoy discutimos sobre la Reforma Educacional y hasta ahora el foco ha estado puesto en el factor económico. Ojalá que esta etapa de paso a una discusión más profunda y fructífera sobre la Educación como un derecho social, la educación vista como una herramienta de transformación y cambio, la educación entendida como una oportunidad para miles de personas que sueñan con tener una vida distinta.

Carlos Sánchez Pacheco | @csanchezpa
Director de Comunicaciones
Fundación Portas | @FundacionPortas