El papa Francisco llamó solemnemente este lunes, ya finalizando su primera visita a Asia, a los coreanos del Norte y del Sur a reconocer que forman “una sola familia, un solo pueblo”, y a superar más de 60 años de divisiones a través del mutuo “perdón”.
Tras encontrarse con responsables de otras religiones practicadas en el país, Francisco celebraba una misa en la catedral Myeong-dong de Seúl para la reconciliación entre ambas partes de la península coreana, dividida tras la guerra de 1950-1953.
El Sumo Pontífice denunció “una experiencia de división de más de sesenta años”, y llamó a reconocer “que todos los coreanos son miembros de una sola familia y de un solo pueblo”. Éste fue unos de los momentos más tocantes y esperados de su visita y la última etapa antes de su regreso a Roma.
En presencia de la presidente Park Geun-Hye, el papa, en este discurso de tono muy religioso se cuidó de dirigirse a los coreanos de ambos lados del paralelo 38º, y no a los gobiernos.
Como durante toda su visita, en ningún momento citó a los dirigentes comunistas de Pyongyang, ni se dirigió a ellos. El Vaticano no mantiene relaciones diplomáticas con el Norte, donde una pequeña comunidad católica está reconocida pero es severamente controlada.
“La misa de hoy es ante todo una plegaria por la reconciliación de esta familia coreana (…) Es todo un pueblo que dirige su dolorosa súplica al cielo”, señaló Francisco.
Coincidiendo con el mensaje papal, este lunes comenzaron las maniobras conjuntas entre Corea del Sur y Estados Unidos “Ulchi Freedom Guardian”, que durarán hasta el 29 de agosto, a pesar de las amenazas de duras represalias por parte de Corea del Norte.