El mundo del deporte se vio conmovido el pasado domingo, luego de observar las imágenes del esfuerzo de la maratonista namibia Beata Naigambo por finalizar la prueba en los Juegos de la Commonwealth Glasgow 2014 (terminó undécima).

Es que la actitud de la atleta dio una nueva muestra de la determinación que pueden mostrar los deportistas con tal de terminar sus desafíos, superando incluso sus propios límites físicos en actuaciones donde arriesgan todo.

http://youtu.be/aYfWH960W0Q

Pero el de Naigambo no es el primer ejemplo. Ya en los JJ.OO. de Londres 1908, la historia registró el caso del maratonista italiano Dorando Pietri, quien entró al estadio Sheperd Bush en el primer lugar, aunque en muy malas condiciones físicas debido al calor y el desgaste de la prueba.

Por lo mismo, no sorprendió que perdiera la orientación, además de desplomarse en varias oportunidades, por lo que recibió ayuda de los asistentes para ponerse de pie. Pietri terminó la prueba pero el segundo, el estadounidense John Hayes, reclamó por la asistencia que recibió el itálico, quien finalmente fue descalificado.

http://youtu.be/HUpW6blZLyQ

La primera versión de la maratón femenina en JJ.OO. se desarrolló recién en Los Ángeles 1984. Pero ese dato no fue lo único que la prueba de aquel evento pasara a la historia, ya que la dramática lucha de la representante suiza Gabrielle Andersen-Scheiss por finalizar la prueba quedó para siempre en la memoria del público.

La atleta ingresó al estadio en lamentables condiciones físicas, aunque sin aceptar la asistencia médica para no ser descalificada. El irregular paso hizo más evidente el agotamiento, pero finalizó la prueba en el puesto 37 y bajo la ovación del público.

Su caso generó un cambio en el reglamento de la competencia, permitiendo que los participantes puedan recibir ayuda sin ser eliminados: la ‘regla Scheiss’. Vale señalar que la deportista pudo competir nuevamente un par de semanas después.

http://youtu.be/h5gapRu1bbU

El último caso que revisaremos no ocurrió en una maratón, pero si en una prueba tanto o más desgastante y clásica: el Ironman de Hawaii. En 1997, Sian Welch y Wendy Ingraham luchaban por el tercer lugar de la prueba, pero ambas fueron adelantadas casi sobre el final por la brasileña Fernanda Keller.

Pero el quedar fuera del podio, las condiciones climáticas y las evidentes dificultades físicas no hicieron mella en la competitividad de ambas atletas, quienes lucharon por finalizar la prueba delante de la otra. Tanto, que los últimos metros debieron recorrerlos a gatas, ya que los calambres no dejaban que se pusieran en pie.

¿Resultado? Ingraham cruzó la meta antes, aunque se quedó ahí para darle la mano a Welchl, que llegó unos segundos después, en una imagen llena de simbolismo para cerrar un nuevo ejemplo de los límites que puede sobrepasar el ser humano cuando el orgullo y el deseo de superación son más fuertes.

http://youtu.be/Yy3ZhHC11A4